El fiscal pide 28 años de cárcel para cada uno de los dos jóvenes que presuntamente apalearon y quemaron viva a una indigente en un cajero automático de Barcelona a finales de 2005. Los acusados, que se sentarán en el banquillo a partir del lunes, serán juzgados por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, y otro de daños.
El juicio se celebrará en la Sala Polivalente de la Audiencia de Barcelona, dada la expectación mediática y social que generó la muerte de Rosa María E.P., de 50 años, el sábado 17 de diciembre de 2005, dos días después de que tres jóvenes presuntamente la agredieran, la rociaran con líquido inflamable y le prendieran fuego en un cajero de La Caixa del barrio de Sant Gervasi.
Un tercer chico, que tenía 16 años cuando ocurrieron los hechos, fue condenado a ocho años de internamiento en régimen cerrado --la pena máxima prevista por la Ley del Menor--, que cumple en el centro de menores de Els Til·lers, en Mollet del Vallès (Barcelona), y a otros cinco de libertad vigilada.
El Ministerio Fiscal y la familia --que, como La Caixa, se ha personado como acusación particular, mientras que el Ayuntamiento se presenta como acusación popular-- piden que se condene a Oriol P.S. y Ricard P.B., que entonces tenían 18 años, a 25 años por asesinato con alevosía y ensañamiento y a otros tres por un delito de daños, pues el cajero quedó completamente quemado.
Asimismo, la Fiscalía solicita que indemnicen a la madre y la hija de Rosa María E.P. con 98.000 euros y que compensen a la entidad bancaria con 26.717 euros por los desperfectos ocasionados en el cajero del número 28 de la calle Guillem Tell, en el que entró sobre las 22 horas para pasar la noche.
La agresión se inició entre las 1.38 y las 1.44 horas del 16 de diciembre de 2005, cuando Ricard P.B. y Oriol P.S. entraron en el cajero de La Caixa para increpar a María Rosario E.P. Según la grabación de la cámara de seguridad, los jóvenes lanzaron varios objetos contra la mujer, entre ellos, una naranja, una botella de plástico y un cono de señalización.
La víctima, no obstante, consiguió echarles y cerró la puerta de acceso al cajero. Fue sobre las 4.20 horas cuando el menor J.J.M.R., que entonces tenía 16 años, consiguió que la víctima retirara el cerrojo de la puerta y le facilitara la entrada, simulando que deseaba efectuar una operación y aprovechando que la mujer no le conocía.
A continuación, los tres jóvenes supuestamente entraron dos veces más en la entidad, portando J.J.M.R. en una de las ocasiones un tubo cilíndrico de color marrón con el que golpeó a la indigente. Ya sobre las cinco de la madrugada, los tres acusados se dirigieron de nuevo al cajero con un bidón de disolvente que habían cogido de los andamios utilizados para restaurar la fachada del inmueble.
Una vez allí, mientras Oriol P.S. sujetaba la puerta manteniendo una actitud vigilante, los otros dos entraron en el interior, rociaron a la mujer con el disolvente --altamente inflamable y tóxico por inhalación-- y le prendieron fuego con un cigarrillo, produciéndose una potente deflagración.
La víctima murió el sábado por la mañana en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona de un fallo multiorgánico, tras una larga agonía producida por las quemaduras de segundo y tercer grado que sufría en el 70% de su cuerpo y por tener la cara carbonizada. También presentaba contusiones y hematomas en la parte exterior de los brazos y las piernas, que se produjeron momentos antes de la muerte.
Los tres jóvenes fueron arrestados el 19 de diciembre, tras ser identificados gracias a las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia. Los detenidos admitieron los hechos y se pusieron a llorar cuando declararon antes los Mossos d'Esquadra, que un mes antes se habían desplegado en Barcelona, por lo que ése fue su primer caso de asesinato en la capital catalana.
Según explicó el intendente jefe de los Mossos en Barcelona, los jóvenes dijeron que "se les fue la mano" y que su intención no era llegar tan lejos" ni "hacer daño", aunque se negaron a declarar ante el juez de guardia. El abogado defensor Juan Antonio del Moral explicó a los medios que "en ningún momento acordaron matar a nadie", sino que sólo querían "molestar" a la víctima para que se marchase.
"Si los jóvenes hubiesen tenido la intención de matar a la indigente, habrían inutilizado la cámara de seguridad del cajero" y hubieran podido comprar gasolina en una gasolinera cercana, agregó Del Moral, quien aseguró que los chicos no sabían que el líquido era inflamable, por lo que las defensas solicitan que se debe juzgar a los procesados por un homicidio imprudente.
La titular del Juzgado de Detenidos número 3 decretó el ingreso en prisión provisional de Oriol P.S. y Ricard P.B., dada la gravedad de los hechos y el riesgo de fuga, si bien estaban arraigados a la ciudad --ambos habían nacido en Barcelona-- y sólo uno de ellos tenía antecedentes por un delito contra el patrimonio. Ambos jóvenes permanecen desde el 21 de diciembre en el centro de jóvenes de Trinitat.
Durante la investigación, varios testigos explicaron que los procesados ya habían agredido a otros indigentes "para divertirse" y que, a veces, grababan los ataques con sus teléfonos móviles. Uno de los vídeos mostraba como uno de los detenidos golpeaba a un mendigo que caminaba por la calle.
El 5 de febrero de 2005, la titular del Juzgado de Instrucción número 9 emitió un auto de procesamiento en el que les imputaba los delitos de asesinato y daños, y les obligaba a afianzar 90.000 euros para afrontar las responsabilidades pecuniarias que pudieran derivarse de su participación en el crimen. Además de los indicios existentes, para la magistrada, también es significativo que el menor aceptara la pena solicitada por la Fiscalía y la acusación particular.
DIARIO DIRECTO
----------------