El último asalto de Poli Díaz
LA RAZON habla con Eva, la esposa del ex boxeador, a quien en Vallecas consideran «el ángel de la guarda» de «El Potro»
Todos en Vallecas coinciden en que Poli Díaz, el «potro de Vallecas», es una leyenda, pero una leyenda con sombra. Y esa sombra se llama Eva, su mujer. No hay fotografías suyas, ni vídeos, ni ningún documento gráfico en Internet que delate sus rasgos y, sin embargo, todo lo que hace Poli pasa por Eva. Porque ella es la responsable de que el ex campeón se alejase del sórdido mundo en el que estuvo metido durante años, marcados por continuos altercados con la Justicia, las drogas y tonteos con la pornografía. «Es su ángel de la guarda. Se han aprovechado 40.000 de él, pero ella no», repiten amigos, alumnos y vecinos de Poli. Sin embargo, Eva es de carne y hueso, y no pudo evitar que unos matones atacaran a su marido el martes, en el parque que hay enfrente de su casa de Vallecas. Una puñalada en el pecho –que no alcanzó el corazón gracias a la protección de las costillas–, otra en la pierna y numerosas contusiones es el balance de la paliza que recibió el púgil y que le dejaron completamente K.O. en el que ha sido el último combate de este luchador.
«Tiene todo el cuerpo dolorido», explica Eva en la puerta de su casa, parca en palabras y desconfiada ante cualquiera que se atreva a preguntar por su pareja. Poli relataba a los medios de comunicación esta semana que los hombres que le asaltaron hablaban con acento de Europa del este. «Unos rusos», según declaraba él, «albanokosovares o georgianos», según los vecinos. Por eso, apenas unas horas después del incidente, el ex campeón ataba cabos y relacionaba los navajazos con una pelea que tuvo en septiembre cerca de su casa, aunque Eva prefiere ser cauta. «No sabemos si fueron ellos o no, y además, quien tiene que saber lo que pasó es la Policía», argumenta.
Esa reyerta es otra de las cuatro que suma Poli Díaz con «los rusos», como afirma el boxeador. Pero en ninguna de ellas el ex deportista se ha acongojado y hasta ahora ha respondido con contundencia, según aseguran los que presenciaron la pelea de septiembre. «Los puñetazos que dio el Poli sólo los he visto en los dibujos animados. Uno de ellos voló por los aires y se quedó en el suelo durante 10 minutos», recuerda uno de los testigos. A estos dos incidentes hay que sumar un intento de secuestro que el boxeador denunciaba hace unos días en la Prensa.
Parece que ha empezado de nuevo una época agitada para él y, a pesar de la presencia conciliadora de Eva, tendrá que volver a ponerse en guardia después de años de calma. Aunque lo que es calma para el potro de Vallecas puede no serlo para el resto. «Yo creo que está un poco “tocao”. Siempre está inquieto, nervioso. Cuando te habla, o no le entiendes o sigue la conversación mientras se aleja de ti», comenta un vecino del barrio tras el incidente que protagonizó el ex campeón esta semana.
«Tiene sus subidas y bajadas», responde otro al ser preguntado por la relación de Poli con las drogas. Y es este aspecto de su pasado el primero que surge en la mente de los vallecanos como posible justificación a todo lo que le está sucediendo al boxeador, pero Eva se muestra segura. «Que piensen lo que quieran. Claro que me molesta que digan mentiras de lo que le ocurre, pero no voy a conseguir nada enfadándome», responde su sombra mientras él espera en su casa que suene la campana que marque el fin del combate. Ya van cuatro asaltos.
«YO NO DEBO DINERO A NADIE»
A pesar de que la Policía le ha aconsejado que se marche de Vallecas, según confesaba ayer Poli Díaz a «Espejo Público», de Antena 3, el boxeador se niega a abandonar su barrio y a dejar de pasear a su perro a las tres de la mañana. «La Policía dice que son unos rusos militares», comentaba. Al preguntarle por las causas de las numerosas agresiones que viene sufriendo, Poli se refugiaba en la recomendación de los agentes que están llevando a cabo la investigación del caso: ninguna declaración al respecto. Pero sí dejaba bien claro a todos aquellos que relacionan las palizas con supuestas deudas: «Yo no debo dinero a nadie».
Poli vs. «los rusos»
Los vecinos que presenciaron parte de otra reyerta que protagonizó el boxeador en septiembre aseguran que Poli oyó a una mujer pedir auxilio enfrente del bar Pon de beber, a 200 metros de su casa, y acudió a socorrerla. Cuatro hombres le asaltaron y el boxeador hizo buen uso de sus conocimientos en la lucha, pero acabaron dándole una paliza. Acto seguido, siempre según estas fuentes, la Policía Municipal se presentó e identificó a los asaltantes, mientras Poli llamaba a su hermano y a su sobrino, Poli Jr. «Cuando se marchó la “pasma” aquello parecía un “western”: sillas por los aires y golpes por todos lados», comenta un vecino.
PD: No es que me guste mucho La Razón cómo fuente, pero ante la falta de noticias...