Abstinencia
En aquella incierta madrugada
de raudos recuerdos recorrida,
allí se paseaba mi vida,
allí mi esperanza tentada.
Pero no fue tu sonrisa airada,
sino tal emoción vivida
quien dañó mi alma herida,
con aquella dulce estocada.
Desolado me hallo ahora
en este silencio cerrado,
en este recuerdo a deshora,
de aquél tu corazón ansiado.
Y no confío en la mejora
de los que lo creen superado,
pues para alma que se enamora...
ya no hay remedio indicado.