Uff, por fin me puse al día de vuestras evacuaciones. El cagar es básico en mi vida y también en el trabajo. En los hospitales, la gente puede estar dándole un infarto, pero si el sábado son las 5 de la mañana y llevan 2 días sin "ensuciar", que se prepare el hospital, que se avecina noche de timbres y familiares en el mostrador.
He visto los regalitos de tantas personas que he perdido la cuenta, incluso vi a una pobre anciana estreñida cagar después de 7 días (en directo). La verdad que debieron ponerle nombre a aquello. Además, la señora estaba con antibióticos, y el mojón era naranja fluorescente. Simplemente, increíble.
Eso de meterle a la gente el dedo en el culo para ver si tienen acumulación de heces es indescriptible, sobre todo cuando sacas el guante con ese olor característico y no ves forma humana de quitarlo sin mancharte.
Qué decir cuando el médico manda vigilar las heces. Cuando la persona en cuestión ha liberado sus intestinos, vienen las hordas de familiares al mostrador. "Señorita, ya ha hecho caca. La puedes mirar, no hemos tirado de la cisterna para que lo veas bien". Todo un detalle, sobre todo después de desayunar yo. "No hace falta, con que me digas el color, me vale". Alguna gente te dice que vayas, insistiendo, y hasta que no vas, no para. Con lo desgradable que es ver lo propio, no hay palabras para describir ver lo ajeno.
Mención aparte para las comidas que hacemos en el hospital, siempre ambientadas por ese olor característico a pañal.
Pero bueno, que le vamos a hacer, es parte del trabajo. A los demás, me alegro que no tengáis problemas para descargar. No me gustaría encontrarme y conocer a alguien de aquí con una bola de caca en el intestino.
Estas Navidades comed muchos bombones y turrones y no tendréis problema alguno.