que me incineren y que luego metan mis cenizas en cientos de pequeñas cajitas.
Luego mis herederos deberán coger la primera y enterrarla en un punto secreto que sabrán cuando sea leído mi testamento, cuando lleguen al punto indicado verán una notita que les dirá donde va la siguiente y así hasta que les haga dar varias vueltas al mundo enterrando cajitas.
Cada vez que entierren una de las cajas deberán hacerlo conforme a un complejo ritual en el que estoy trabajando, y no quiero dar pistas para que nadie me copie la idea, pero incluye disfrazes de animales de granja, coreografías, estrellas invitadas, artistas de circvo y canciones raras.
Finalmente, en el hymalaya (última cajita) habrá una nota que les dira que todo ha sido una broma y que ahora tienen que recoger todas las cajitas y tirar todas mis cenizas en un punto concreto del océano atlántico.
Por supuesto ellos estarán felices de haber hehco ese apasionante viaje por todo el mundo. Por no decir que si no siguen esas instrucciones al pie de la letra (o si alguien hace un comentario hóstil del estilo "que cabrón era") no les va a tocar nada de mi herencia.