Una ocurrencia de la que se puede arrepentir, ya depende de lo diva que sea Hirst o de la denuncia de la galería.
Y la obra del tal Hirst está más que sobrevalorada, empezando por él mismo, que ya ha dicho en más de una ocasión que está en el arte para ganar dinero.
Lo malo es que hay gente que le compra a esos precios.