El agravio de la dación en pago de la millonaria deuda de las autopistas

Mientras acaba de entrar en vigor la polémica ley que regula las hipotecas sin consagrar la dación en pago, el Gobierno negocia con un conjunto de autopistas en quiebra un acuerdo de emergencia para rescatarlas y asumir sus deudas a cambio de tomar la propiedad de esas vías de peaje. Se ultima la creación de una sociedad estatal a la que esas empresas aportarán las autopistas y las deudas millonarias que acumulan, mientras el Estado aportará las ayudas que les ha ido dando estos últimos años. El resultado es que el Gobierno controlará una nueva sociedad, una especie de nuevo banco malo, que asumirá los 4.000 millones de euros en préstamos contraídos por esas vías de peaje.

Como decía recientemente un experto del sector, se trata de una dación en pago a gran escala. Este rescate libera a los promotores y bancos de las obligaciones de financiación y explotación que contrajeron.

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El Ministerio de Fomento aportará a esa sociedad pública que constituirá las ayudas que ha ido concediendo a estas vías en forma de préstamos participativos, que suman un total de 473 millones de euros y que capitalizará. Como las vías de peaje arrastran una deuda enorme, lo que aportan vale poco. La aportación más relevante por tanto es la del Estado, que pasará a controlar el 80% de la nueva sociedad. El 20% restante de la empresa es el porcentaje de su capital que Fomento repartirá entre las constructoras y concesionarias. El pasivo pasa a esta nueva compañía y engordará las ya de por sí voluminosas cifras de deuda de las empresas que dependen de la Administración Pública. Un rescate en toda regla que no ha llegado para las 40.000 familias que perdieron su casa en 2012 por no poder pagar la hipoteca.

El debate sobre la creación del “banco malo de las autopistas” es uno de los asuntos que, entre otros, se ha debatido durante la reciente “Cumbre de la Ingeniería Española 2013” celebrada la pasada semana en Madrid, según informa El Diario. Los ingenieros más críticos muestran su indignación por el agravio comparativo que se establece entre “la bendición que el Gobierno hace de esta fórmula de reversión de activos”, y su negativa a articular una fórmula de dación en pago para las familias propietarias de pisos que se han visto pilladas por la recesión económica y no pueden hacer frente a sus hipotecas.

Al final, la clave de todo este asunto es que concesionarias de autopistas y bancos juegan con las cartas marcadas. La ley que regula las autopistas de peaje consagra desde los años setenta que la responsabilidad de una empresa de este tipo al final, si el negocio es ruinoso, la asume el Estado. Es decir, que si esas autopistas que van a entrar en ese banco malo, o cualquier otra vía de pago, quiebran y no pueden pagar las deudas, es el Estado el que tiene que asumir el agujero, algo que no ocurre con ninguna otra actividad económica, salvo los bancos, claro, que también están siendo rescatados con el dinero de todos los españoles.