El guardian del Destino : Bolgar: el hechicero

El callejón estaba vacío. La noche era entrada y aquella zona de la ciudad estaba desierta ya que se encontraba alejado del río y de las fiestas de la luna. La ciudad parecía sumida en una ligera neblina que daba un aspecto mágico a Ol y el castillo se imponía sobre todos, arriba, en la colina. El silencio se podía escuchar en ese momento y eso podía perjudicar seriamente la misión por la que se encontraba allí.
Su instinto le decía que su presa pronto pasaría por allí. El objetivo, no lo sabía. Se acomodó como pudo y esperó. El tiempo pasaba lentamente y empezó a impacientarse cuando la brillante luna, próxima a su fase de mayor brillo, se acercaba al cenit del cielo. Irradiaba una luz que permitía ver con claridad los límites de la ciudad, así como el mismo río Elo en su paso a través de Ol. Acompañándola se encontraban aquellas diminutas estrellas que embellecían aquel paisaje nocturno y que, precisamente por la fecha en la que se encontraban, permitían la visión de la mayoría de las constelaciones. Perderse era casi imposible durante aquellos días pues el cielo estaba totalmente despejado y las guías eran fácilmente localizables.
De pronto aquella armonía se rompió por el sonido de unos pasos y voces que se acercaban. Se agazapó y esperó nuevamente a que se acercasen para entender lo que se decía en esa conversación. Sin embargo, la persona a la que buscaba no era ninguna de esas. Pronunció unos juramentos en voz baja y luego guardó silencio. No quería ser descubierto.
Eran dos voces masculinas las que hablaban.
- Pues creo que estás equivocado. Cómo se nota que no conoces de por aquí. Esta claro que la final no la van a disputar ni Debial ni ninguno de los demás que has dicho. Calas es muy lento y Gander es demasiado débil. Además su armadura no es la correcta para un combate de ese tipo.
- ¿Y Bolgar?
- Bolgar es ya demasiado viejo para ganar. Lleva compitiendo en este torneo como unos cinco años.
- Pues estoy dispuesto a apostar por su participación en la final contra ese tal Dinás.
- No lo digas dos veces. Mi apuesta es de cinco monedas de oro.
- Mejor ponle quince
- Trato hecho
Las voces se alejaron poco a poco y dejaron de escucharse. Una conversación entretenida y algo interesante, teniendo en cuenta que llevaba en aquel lugar desde hacía un buen rato tan sólo con la compañía de una pared y las estrellas.
Una vez se aseguró que no había nadie por los alrededores, volvió a incorporarse y estiró sus piernas. Se movió a modo de desperezarse y se acomodó de nuevo. Todo había transcurrido con tranquilidad gracias a su sigilo, o por lo menos hasta el que había guardado hasta el momento porque repentinamente y sin venir a cuento, soltó semejante bostezo que se pudo escuchar a un par de calles más abajo. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho se llevó las manos a la boca, pero ya era demasiado tarde. Olvidándose ya de todo lo que le rodeaba comenzó a insultarse a sí mismo y a realizar juramentos en su contra.
- No sobresales por tu silencio, Veldelar- rió una voz que conocía de sobra.
- No cuando mi objetivo es esperar- respondió incorporándose de nuevo y acercando su mano a la empuñadura de la espada. ¿Qué es lo que te ha retrasado, Dinás?
- La cena estaba fría, y la calenté un poco – al tiempo que Dinás mostraba una sonrisa en su rostro -¿Qué es lo que te trae a ti por aquí?
- Simplemente el hecho de encontrarte de nuevo. Me dejaste con la palabra en la boca la última vez. Sin embargo no soy rencoroso, te lo aseguro.
- Menos mal, no sabría qué podría haber ocurrido si lo fueses – la ironía desbordaba la conversación que mantenían los dos hombres. Sin embargo, y aunque con facilidad se veía que ambos deseaban enfrentarse en un duelo a muerte, ninguno de los dos daba el primer paso-. De todas formas ahora mismo tengo prisa y no puedo pararme contigo.
- Un momento. No te robaré demasiado tiempo. Tan sólo desearía que me refrescases la memoria. Hay algo en ti que me resulta familiar, sin embargo no llego a averiguar cuál es la razón. Por otro lado parece que me conoces lo suficiente como para hablarme usando mi verdadero nombre. ¿Quién eres en realidad Dinás?
- No te recordaba tan necio Veldelar. ¿De veras crees que voy a revelarte mi identidad?
- No... por propia voluntad
- ¿Te refieres a usar tus artes para hacerlo? No lo creo. Jajajaja- acabó con tono burlón.
- Bueno, no precisamente, pero te aseguro que te enfrentas con alguien muy superior a lo que tú te puedes imaginar Dinás o como te llames en realidad.
- Ya te pude vencer en una ocasión y podré volver a hacerlo.
- No dudes que no será así – los dos guerreros se miraron el uno al otro dispuestos a atacar a la menor señal de su contrincante, sin embargo Dinás poseía la ventaja de que conocía a su oponente, mientras que éste no recordaba quién era. Por alguna extraña razón no podía acordarse de qué personaje era ese tal Dinás. Tan solo sabía con certeza que un enfrentamiento había tenido lugar en el pasado, pero poco más. Tenía un mal presentimiento sobre todo aquello y no podía arriesgarse a perecer en una lucha que podía ser postergada lo suficiente como para permitirle cumplir su verdadera misión. Así pues y ante el intenso odio que mostraba y sentía hacia Dinás, decidió no atacar primero, aunque permaneció alerta ante la posibilidad de que él sí lo hiciese – No hay necesidad de un enfrentamiento en este momento, ¿no es así?
- ¿Por qué retrasar algo que sabes que tarde o temprano llegará? – apuntó Dinás.
- Precisamente para darle un mayor renombre a ese enfrentamiento – la mirada burlona que había mantenido hasta ese momento se tornó en una expresión dura y mucho más seria -. Sé como fuiste capaz de ganar aquel combate con tanta facilidad. Tu cimitarra no está hecha de un material tan fuerte como para destrozar así un hacha como la del enano. ¿Tengo razón?
- No voy a negar lo indudable.
- Me alegro. Entonces te reto a un duelo en la final del campeonato de lucha.
- ¿Bromeas? Sabes perfectamente que ni si quiera vas a poder pasar de la siguiente fase. Nunca lo has hecho.
- No te recordaba tan necio, Dinás – la frase resultó un tanto burlona, sobre todo por el hecho de que repitió todos y cada uno de los movimientos que su oponente había realizado anteriormente -.¿De veras piensas que no seré capaz de llegar a la final? Yo más bien me preocuparía por ti.
- ¿A qué te refieres? – la intuición de Dinás comenzó a hacerle sospechar sobre lo que su enemigo le iba a decir y su rostro mostró una ligera preocupación que creció conforme las palabras que prosiguieron.
- Y supongo que también sabrás, como yo, que el hechizo que usaste es fácilmente contrarrestable y que luego no podrás volver a hacerlo a menos que el q lo contrarrestre deje de invocar el hechizo contrario, ¿no es así? – la mirada de ira contenida en los ojos de Dinás prácticamente respondieron a la pregunta realizada. La satisfacción que pudo saborear en aquel momento fue realmente buena y apenas pudo contener una risa burlona a fin de no incitar a su contrincante – Pues bien Dinás. Mi propuesta está en el aire. Demuéstrame que eres un buen luchador a secas – la tensión crecía por momentos. Su insolencia hacia Dinás podía costarle cara, tanto como el resultado de un duelo a muerte, sin embargo estaba seguro que aquel personaje de pelo blanco acabaría aceptando el reto propuesto, pero no se arriesgaba a jurarlo. Su mano rodeó firmemente la empuñadura de su espada y se preparó para desenvainarla en caso de una reacción violenta, que, al final, no se produjo.
- Acepto el reto Veldelar. Espero verte en la final de la luna llena.
- Así será. Por cierto – agregó antes de que se separasen sus caminos-, llámame por mi nombre común delante de la gente. Prefiero mantener el verdadero en secreto.
- Así será, Bolgar.

¡Bolgar! Quién era ese hombre en realidad. Su mirada se cruzaba con la de Karib y ambos personajes estaban insertos en una especie de lucha interior que libraban entre ellos, pero nada sucedía en realidad. Entonces Bolgar avanzó hasta Karib y cuando llegó a su altura lo asió por el brazo y lo bajó de la cabaña donde se encontraba. Allen se percató de ello y rápidamente bajó en ayuda de su amigo.

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un sueño? una vision? q sera sera sera lalalalalala

nos e ves
Tambien lee el pasado el amigo karib(dys)?.

Mu bueno, cada vez me gusta más.
hm digamos q ni el mismo sabe lo q ha hecho ^^
pero weno, no digo na mas..... ya se vera mas pa lante ( quiza mucho mas pa'lante )
2 respuestas