The Stampede escribió:Es cierto q lo mas "traperillo" es el sistema de batalla, no me gusta eso de introducir todos los comandos y ala, a esperar cuando te toca, los enemigos se te meten por en medio de tu turno, y a lo mejor abias puesto a uno a curar a otro presonaje y se lo cargan antes xq se te adelantan los enemigos. . . siempre lo e dicho, en sistema de batallas por turnos los finals son los mejores, ya q cuando te toca, pones los comandos y atakas al instante. Pero en fin, se puede pillar el vicio a este sistema tb.SALUDOS!
Yo también me sumo a los que piensan eso. De momento (llevo unas 30 horas) el juego me parece la caña, pero en el tema de los combates no me acaba de convencer del todo. Por una parte en ese aspecto que tu comentas: más de una vez se me girado totalmente un combate porque he dado la orden de: (Héroe cura a Angelo- Angelo resucita a Jessica) y resulta que por X motivo que desconozco, ese turno se me mete un enemigo de por medio, me liquida a Angelo antes de poder ser curado, la curación del héroe se malgasta de forma estúpida, y acabo el turno casi sin haber atacado, con dos personajes muertos y sin la posibilidad de resucitarlos.
Lo otro es el hecho de que no aparezcan apenas datos en pantalla, con lo cual, en muchas ocasiones no sabes a que enemigo le has ocasionado algún tipo de estado alterado, etc... a no ser que en el momento en que lo inflinges estés al loro cuando pone "escarabajo D está acojonado", porque si te despistas ahí, luego a ver quien es el guapo que adivina cual de los 8 enemigos es el que no te va a atacar.
El otro pequeñísimo punto negativo que le veo es el típico de los DQ de que el prota no diga ni papa. Desde mi punto de vista este hecho le resta muchísimo carisma a un personaje. Acabas apreciando mucho más a Yangus, Angelo, Jessica o incluso al rey (que es un PNJ) que al propio protagonista.
Aparte de estos tres puntos, el resto del juego para mí cojonudo en todos los aspectos. Sobretodo porque tiene esa especie de equilibrio que lo deja a mitad de camino entre las posibilidades que ofrecen las nuevas consolas y el encanto que tenían los juegos de generaciones pasadas.