Con la capitulación de Grand Theft Auto IV tras la reciente aparición del último de los episodios de Liberty City en Xbox360, Rockstar San Diego bajo la constante supervisión de los hermanos Houser, centran toda su experiencia en el Salvaje Oeste, tierra de sueños y oportunidades repleta de peligros y aventuras. Cabalgar hacia la puesta de sol nunca fue tan gratificante, con tanta interacción y tan repleto de vida en el mundo del videojuego hasta ahora.
La franquicia Red Dead no es novedad en las consolas de videojuegos. Creada originalmente por Capcom, estuvo a punto de desaparecer antes de tan siquiera ser un proyecto con forma. Comprada por Rockstar prácticamente a precio de saldo, tuvo una primera entrega para Playstation 2 y Xbox que vio la luz a principios del 2004, resultando ser simplemente un juego notable que hilaba con buen hacer conceptos concretos sobre fases lineales, sin nada que destacar realmente. Sirviéndose de esta primera entrega como prólogo, y ante el enorme potencial de la franquicia gracias al hardware de la actual generación de consolas, la compañía presenta su juego como `el título que siempre quiso hacer Rockstar, pero hasta ahora no disponían de la tecnología adecuada´.
Un sol de justicia abrasa las áridas tierras por las que cruza la frontera que divide Estados Unidos con México. Al paso, un jinete solitario a lomos de su negra montura atraviesa el yermo en busca de respuestas y venganza. John Marston, Red para los (pocos) amigos, sigue a la caza de los responsables que destruyeron su infancia, tras contemplar el asesinato a sangre fría de sus padres en el rancho familiar. Con el tambor de su revólver cargado y su rifle de cerrojo siempre a mano, comienza una puesta en escena que recrea un mundo virtual increíblemente rico, vivo y cargado de detalle, donde uno puede llegar a las lejanas montañas del horizonte si así lo desea, mientras comprobamos como interactuamos con en el entorno a la vez que éste hace lo propio con nosotros.
Western en estado puro
El desarrollo y estructura del juego viene marcado por los tópicos propios de las películas del Oeste, ensalzando los valores de aquellos valientes que buscaban fortuna en territorios inhóspitos, plagados de amerindios y bandidos donde sobrevivir resultaba toda una proeza fuera de los núcleos urbanos. Con un marcado toque épico (sin ningún atisbo de la decadencia propia del subgénero de aquellas producciones italoamericanas rodadas en tierras almerienses) y tomándose muy en serio a sí mismo, Read Dead Redemption sigue el clásico concepto sandbox de vivir una historia no lineal con miles de cosas por hacer mientras transcurre. Potenciando estas premisas hasta límites insospechados, se redescubre el género con una vuelta de tuerca más aparentemente sencilla, pero que dado el entorno del juego y su puesta en práctica, se convierte en una experiencia novedosa y fresca.
Para poder llevar su proyecto a buen puerto, Rockstar vuelve a hacer uso de las herramientas que tan buenos resultados le han dado a la compañía. Por un lado tenemos el motor gráfico RAGE -Rockstar Advanced Game Engine-, versátil como él solo, comprobamos su evolución desde que se estrenara con Table Tennis, el adictivo juego de ping pong como campo de pruebas, y que maduró con GTA IV soportando los enormes entornos recargados de Liberty City, el cual ponía en serios apuros a la consola a la hora de manejar con fluidez tantos elementos en pantalla. Con el cambio de tercio de una gran urbe contemporánea a las extensas tierras tejanas del siglo XIX, el motor se ha optimizado para dar lugar a un mayor detalle en las texturas, mucho más definidas y a mayor resolución, así como a la solidez del entorno junto a una iluminación mucho más trabajada. A su vez, dada la menor afluencia de seres vivos propia del contexto, cada personaje que nos encontremos en el juego contará con una inteligencia artificial independiente, realizando sus quehaceres en la vida diaria de manera muy fidedigna, punto que explicaremos con más detalle a lo largo de estas impresiones.
Por otra parte el aparato locomotor de RAGE se basa en el sistema de físicas Euphoria, optimizado aún más para que la naturalidad de movimientos de personas y animales resulte lo más realista posible. Creando la animación en tiempo real, los modelados se adaptan con soltura al terreno en cuanto a reacción y colisión, por lo que resulta un placer comprobar cómo John desciende un terraplén con su caballo, cómo salta por los aires una diligencia tras sacudirle un cañonazo desde el fuerte, o la manera en que reaccionan los enemigos tras un intercambio de impresiones con nuestro Winchester. En conjunto, superan con amplitud cualquier otro juego sobre entornos abiertos, basados en motores genéricos con físicas de muñeco de trapo.
Duelo al amanecer
En cuanto al control del protagonista, resulta una mezcla de elementos clásicos, algunos pulidos para la ocasión, y nuevos movimientos para diferenciar la experiencia jugable. La interfaz muestra el tan socorrido círculo-radar-minimapa para orientarse, con dos barras que marcan la resistencia (valor que recae en nuestro corcel cuando estemos cabalgando) y el tiempo bala; los que hayan tenido la oportunidad de jugar a Red Dead Revolver recordarán los duelos en los que, con el tiempo ralentizado, marcábamos dianas como acción previa a descargar el tambor de nuestro revólver. La barra de vida se ha eliminado, tomando la licencia de los actuales FPS de recuperar la salud tras estar unos segundos a salvo del fuego enemigo. En combinación, resulta un sistema muy solvente sobre la estructura de apuntado y cobertura que ya viésemos en GTA.
Llegado el momento de interactuar con el entorno, asistimos a la evolución de un género que comenzaba a padecer síntomas de estancamiento., sin duda el gran pilar sobre el que se sustenta Redemption. La infinidad de pequeños detalles que estallan a cada paso que demos en el juego, se traduce una inmersión enorme. Para muestra un ejemplo: mientras nos encontrábamos siguiendo cable de telégrafos de camino a la ciudad, nos encontramos con un grupo de revolucionarios mejicanos que están a punto de ejecutar a un hombre al grito de traidor a la patria, decidimos intervenir para cambiar la suerte del desdichado gambusino acabando con sus verdugos. El pobre diablo se acerca gritando auxilio aparentemente asustado, nada mas lejos de la realidad, cogiéndonos con la guardia baja, nos tira del caballo, se monta en él y se da a la fuga. No salimos de nuestro asombro, por suerte y con un fuerte silbido, nuestro fiel jamelgo derribará al jinete y lo coceará a placer antes de volver a nuestro lado. Abandonando el lugar de tan desafortunado incidente, comprobamos como los buitres comienzan a sobrevolar en círculo los cadáveres que dejamos a nuestro paso.
Entrando en la típica ciudad al anochecer, veremos a los lugareños cerrar sus negocios y encaminarse a la cantina, lugar ideal para tomar una copa, echar una partida de póker, o recibir las atenciones de las profesionales en can can, muy en la línea de Rockstar. De camino al Ayuntamiento recogeremos un cartel de “se busca” con correspondiente recompensa, de mayor cuantía si lo traemos vivo ante el Sheriff, salir a capturarlo a media noche y acampar al amparo de un hermoso cielo estrellado. Lo descrito resulta una mínima parte de la cantidad de eventos que suceden en perfecta armonía, así como nuestra capacidad para intervenir en ellos con sus correspondientes consecuencias. El resultado no deja de ser impresionante, el conjunto funciona y resulta creíble, muy creíble.
Impresiones
Las sensaciones que produce Red Dead Redemption tras una primera toma de contacto resultan satisfactorias, se aprecia la evolución seguida por el estudio de San Diego, renovándose sin dejar de lado sus señas de identidad en cuanto a control y desarrollo. Todos los detalles y situaciones posibles marcan la diferencia, pero aún es pronto para tener una impresión totalmente clara del juego, falta comprobar si todo el clímax mostrado durante la presentación se mantiene tras una veintena de horas, recorriendo un mapa del tamaño de San Andreas a caballo. Pese a ello, sin duda va por el buen camino para convertirse en uno de los grandes del próximo año, una situación en absoluto desconocida para Rockstar.
Por el momento, os animamos que sigáis con lupa la evolución del juego hasta su salida a finales de Abril, pero la impresión de sentirse un auténtico vaquero en el salvaje oeste resulta impagable. Además, quedan muchos detalles que se mantienen en el más absoluto de sus secretos, aunque resulta innegable la abrumadora cantidad de opciones a realizar y el potencial que este título atesora, Redemption nos ha dejado con muchas ganas de tener el suficiente tiempo para disfrutarlo, hasta entonces los fans del sandbox de Rockstar pueden contar los días que quedan para hacerse con él.