Huida

Yo no debería estar aquí. Bueno, a la velocidad que voy, aquí ya ha dejado de ser aquí, y ahora estoy en otro aquí. Pero tampoco es el aquí en el que debería estar. Y, desde luego, no debería estar corriendo. No corría así desde hace años. Oh, sí, recuerdo correr tras ese autobús. El maldito autobús. Justo cuando estaba a punto de alcanzarle, se ponía en marcha otra vez. Recuerdo la desesperación, el miedo. Al final ella se bajó. No sirvió de mucho, claro. Pero ese instante... Sí, mereció la pena la desesperación y el miedo por ese instante.

Ahora no corro tras un autobús. Ahora yo soy el autobús. Lo que no sé es quien me persigue. Pero alguien me persigue, de eso no hay duda. Seguramente sean los demonios, otra vez. Y sus intenciones van más allá de darme un abrazo.

Podrían perseguir a cualquiera, pero no, me persiguen a mí. Y me persiguen a mí, porque me he acordado de ese maldito autobús. Y claro, no me podía quedar contando ovejitas en la cama, no. Tenía que salir de madrugada para "despejarme la mente". Ja. Sí, despejada como un cielo estrellado. Nada como correr por tu vida para despejar pensamientos superfluos. Me duelen las piernas, me duele el pecho, me duele el corazón, los brazos, los dedos. Creo que me duele el páncreas, aunque no estoy seguro de donde está. Esté donde esté, duele como mil demonios. Como los mil demonios que noto tras de mí. Bueno, tal vez no sean mil, pero un par de ellos seguro. Aunque fuera un sólo demonio chiquitito, probablemente también estaría corriendo. No me fío un pelo de los demonios. "Claro, firma aquí, no te costará nada", te dicen. Lo que no te dicen que nada viene a ser lo mismo que todo. Son unos malditos demonios de lo más Zen.

Oigo sus constantes siseos, oigo sus pisadas, firmes y constantes. Y oigo mi corazón, y noto la torpeza de mis miembros. ¿Se cansan lo demonios alguna vez? Supongo que no. Si fueran capaces de sentir cansancio ya habrían desistido. Es sorprendente lo que el cuerpo humano puede aguantar en momentos de tensión. La adrenalina, un gran invento. No sé quién la puso allí, pero alguien debería pagarle por ello. Cantidades industriales de dinero.

Tal vez los demonios también tengan adrenalina. Tal vez puedan regular a voluntad su flujo, y por eso no se cansan nunca. No lo sé. Y, la verdad, prefiero no saberlo. Preferiría no saber siquiera de su existencia. Aunque supongo que ya es tarde para eso.

Y ahora mi móvil comienza a vibrar. Estupendo. Una molestia más. No parece hacerme aminorar el ritmo, pero resulta molesto. ¿Quién será? Los demonios, seguramente. Sí, deben ser ellos. Seguro que tienen el poder de llamar al número que quieran, sin tan siquiera usar un teléfono. Seguro que han decidido hacerme la carrera lo más incomoda posible. Como si correr a toda velocidad por la ciudad no fuera lo bastante molesto. Por mi cabeza pasa la idea de desacerme del móvil, pero la descarto casi a la misma velocidad a la que viene. Los movimientos que necesitaría realizar me ralentizarían, de modo que sigo corriendo tan rápido como mi cuerpo mortal me lo permite.

"Seres espirituales viviendo una experiencia humana". No sé donde lo leí. No sé porque me ha venido a la mente. Pero desde luego, en este momento me vendría bastante bien ser un espíritu. Tal vez a los espíritus no les martiricen los demonios. Y, aunque les martiricen, un espíritu debería ser capaz de correr más que un demonio. Seguro que un espíritu corre más que un humano.

¿Ya he pasado por aquí? Oh, sí. Ya he pasado por aquí. ¿Estoy dando vueltas? Oh, Dios mío, estoy dando vueltas. Ahora no sé si los demonios siguen detrás mío, o frente a mí. Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Joder. Mierda. Sigue corriendo. No te pares ahora. Corre. Sólo corre. Si te parás te cojerán. O no. Tal vez me estén esperando más adelante. No lo sé. Creo que los noto tras de mí, pero... no lo sé. Joder, joder, joder. No lo sé. Corre. ¿Estoy corriendo? Oh, Dios. No lo noto. No noto nada. ¿Sigo corriendo? No lo sé. No veo nada. No lo sé. Hay luz. Pero no se mueve. Es luz. ¿Ya se ha hecho de día? Sólo veo luz. Tengo los ojos abiertos. Y veo. Luz.
0 respuestas