El libro seguía en su sitio. Hacía meses que no saltaba sobre mí como solía hacer, pero prefería mantenerme alerta. Sabía que, en el momento más inoportuno, volvería a las andadas.
Supongo que debería quemarlo. Supongo que, pese a todo, le tengo aprecio. Había sido un buen libro. Y, mientras no decidiera que era hora de darme una lección, lo seguía siendo. La verdad es que no lo había vuelto a leer desde el primer incidente, pero la suposición más lógica era que sus letras seguirían allí donde las dejé. Recuerdo sus vivas descripciones de parajes que jamás pisaré, la gente que recorría, con delicadeza, el fino hilo conductor de su argumento...
Sí, un buen libro. La primera vez que decidió moverse lo hizo con disimulo. Casi parecía accidental. "Oh, se te ha caido un libro", recuerdo que dijo... ¿quién lo dijo? Es raro. Debería acordarme. Pero no es así. Si recuerdo a Nathan, el inflexible jefe de policía. Tras su actitud descortés se escondía un alma noble, sin duda. Le fue bien. Y me alegro por él.
Sí, lo encontré (¿encontramos?) en el suelo, como si nada. Como si fuera un hecho totalmente anodino, y no el inicio de esta situación. En realidad, creo que ya se había movido antes. Pero claro, uno no llega a darse cuenta de esas cosas hasta que ya es demasiado tarde. Siguió así durante un tiempo. Cada cierto tiempo, en una sucesión que no parecía tener orden lógico, al volver a casa el libro se encontraba en el suelo. ¿Y qué se puede hacer con un libro que decide suicidarse de forma reiterada? Lo volvía a colocar en el estante, con esperanzas de que en esa ocasión se encontrara a gusto allí. Lo cambiaba de sitio. A veces lo ponía junto a Las Metaforfosis, otras junto a El color de la Magia, La muerte del adversario, Ender el Xenocida, El Silmarillion, La Torre Oscura... Libros sobre cocina, economía, psicología... Libros de autoayuda, libros "para dummies", libros que te enseñaban a apreciar otros libros... Libros de prosa, de poesía, de arte y ensayo. Pero, al final, siempre decidía que su sitio era el suelo.
¿Shakespeare no es lo bastante bueno para tí? Maldito libro caprichoso y egoísta. ¿Acaso no quieres a tus compañeros? Son libros, igual que tú. Debes estar con los tuyos. No puedes dedicar tu existencia a provocar problemas en la mía. No es eso lo que hacen los libros.
Pero claro, el suicidio era sólo el principio. Por lo visto, una vez descubrió que la muerte no era obstáculo para algo que no estaba vivo, decidió utilizar sus poderes para atormentarme. Nunca había nadie cuando decidía hacerlo, claro. Pero lo hacía. Vaya si lo hacía. En las más diversas situaciones, pero siempre en el momento más inoportuno. El libro decidía saltar y batir sus tapas. Con un sorprendente silencio. Y lanzarse contra mí. Y, oh, era bueno. Muy bueno. Siempre me sorprendía. De hecho, aún no lo he visto volar una sóla vez. Pero el impacto contra mi cabeza lo siento, claro que lo siento. He perdido la cuenta de las veces que he sido interrumpido por ese maldito libro.
Y, sin embargo, lo recojo y lo vuelvo a poner en la estantería. Creo que ya ha sido compañero de todos los demás libros, de modo que he perdido la esperanza de que encuentre la paz entre ellos. Sí, hace mucho que no salta. Pero lo volverá a hacer. Dudo que esté a gusto entre la Biblia y el Corán. Je. Supongo que es gracioso. Un libro maldito entre dos libros sagrados. No recuerdo haberlo hecho conscientemente, pero es gracioso. Sí, realmente aprecio a ese libro. Especialmente mientras siga en su sitio.