El callejero de mi vida
está inundado de tu nombre:
Calle Allí nos besamos,
Plaza de Tu sonrisa,
Travesía Nuestro primer enfado,
Avenida del Perdón,
Paseo de los Años.
Cada rincón de nuestras ciudades
está lleno de tu nombre:
Parque de los Abrazos,
Puente de las Fotografías,
Café de Nuestros pedazos,
el soportal donde alguna vez
reconozco haber llorado,
nuestras estaciones de tren,
tu primer trabajo,
algunos callejones oscuros
en las noches de verano.
Y ya en cada farola,
en cada adoquín del empedrado,
en cada veleta negra
que se agita en los tejados,
en cada árbol,
en cada pájaro,
en cada quicio al que me asomo,
en cada paso que voy dando
resuena, lentamente, tu nombre,
como un letargo olvidado.