El breath of the wild nos ha salvado a muchos, no sólo a mí, te vuelven las ganas de jugar después de tal monstruosidad. Si no te has puesto en serio, te lo recomiendo, eso si, juégalo sin prisas, degústalo, distraete por el camino, cambia de misión sobre la marcha y ... saboréalo, como un buen solomillo, como esa cerveza fría en un día caluroso de Julio.
A mí me funcionó.
Yo estuve apenas sin jugar desde el 2010 hasta el 2017, también tenía esa desgana por los videojuegos, compraba y vendía juegos, pero apenas jugaba.