LUT VIII. Desesperación: Resignación

Bueno, ahi el capitulo 7... :-( Si os esta gustando, (a parte de mis queridos habituales :)) por favor decirmelo, y si no [maszz] tambien!

Gracias.

Nos vemos
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VIII. Desesperación: Resignación

Hitsys salió despavorida del templo. Se retiró del santuario lo suficiente para fijar su mirada en la descomunal estatua de Aris. Sus ojos estaban cerrados... La culpaba en silencio... aunque sabia demasiado bien que no podría oírla. El dulce aroma de los primeros momentos de contacto con los resquicios de la Naturaleza ahora no lograban aliviar su dolor. Se sentía desdichada y perdida sin la única persona capaz de descubrirle su camino en la vida.
Lo había decidido y no pensaba volverse atrás. Era observada, vigilada por la descomunal esfinge de Aris. No le importó. Siempre había actuado, y actuaría, según sus propios criterios. Se encaminó hacia el lugar donde los caballos descansaban, junto a la escalinata del templo. Huiría sin más posesiones que su cuerpo, abandonaba, conscientemente, su espada, sus ropas y su morral en el cual encerraba toda una larga vida plagada de conocimientos ignorados por aquellos mortales que la culpaban de algo que no había hecho…
- ¿A dónde vais? - inquirió una voz mientras unas fuertes manos sujetaban las riendas de su montura.
- Me voy... - respondió sin dirigir su mirada hacia la persona que intentaba detenerla.
- ...Nos abandonáis... - afirmó más que preguntó el individuo.
- Sí. - confirmó, ante la mirada tranquila y clara del guerrero - No permaneceré en un lugar donde nadie cree en mi palabra y se me juzga a la ligera.
- ¿Qué estáis diciendo? - interrogó él - ¿Quién os a juzgado a la ligera?
- Nékhan - respondió -, vos, Kyo y todos los demás. - sonrió amargamente -, Dharion, vuestras expresiones me culpaban.
- En un primer momento puede que sí, no lo niego - continuaba sujetando las riendas de la montura de la extranjera -, pero vuestras palabras… - se acercó más a ella - nos han sacado de nuestro error.
Hitsys permaneció con la mirada al frente sin emitir ningún reproche, ningún argumento.
- Disculpad a Nékhan - prosiguió el guerrero al ver la pasividad de la chica -, comprended que Nepher es para ella como una madre…
- Soltad las riendas, Dharion, debo partir - exigió seriamente.
- No os marchéis así - suplicó el Humano cogiendo una de las manos de la joven que sujetaba las correas -, si huís en mitad de la noche si que os culparán de lo ocurrido.
- Digáis lo que digáis ellos ya me han condenado - afirmó la extranjera alzando su atención hacia la entrada al templo - ¿A quién creeríais vos, a una princesa que puede ser la reencarnación de Areg.Nuk.Arak, o a una simple viajera mal vestida?
Nékhan, el capitán, y unos cuantos soldados, se dirigía hacia ellos dos.
- Nepher me prometió algo que sólo obtendría en Memdor - susurró al joven de dorados cabellos mientras la guardia se acercaba con sus armas desenvainadas - ¿Creéis que soy tan estúpida como para matar a la única persona que me ha prometido mi vida entera?
Dharion a penas entendió la promesa que la sacerdotisa le había hecho, pero el tono de sus palabras habían acabado por convencerlo, a pesar de sus prejuicios, de la inocencia de la extranjera.
- Hitsys, desmontad. - ordenó la voz imperiosa de Kyo.
En ese instante el joven guerrero se dio la vuelta para encontrarse con la mirada incisiva de la princesa, su capitán y dos soldados más. La joven obedeció en silencio conociendo el destino que le aguardaba.
- ¿Qué ocurre? - interrogó el Humano rubio.
- ¿Huíais como la asesina que sois? - preguntó cínicamente Nékhan
Los leales subordinados de Kyo se apresuraron en atar las manos de Hitsys en la espalda.
- ¿Qué estáis haciendo? - inquirió Dharion perplejo ante la actitud de su superior.
La mestiza no se resistió.
- Debo preservar el bien estar del grupo - explicó fríamente el jefe de la expedición -, esto me gusta tan poco como a vos…
- Kyo ella no le hizo ningún daño a Nepher - se apresuró a intervenir -, dejad que se explique…
El Humano permaneció en silencio unos instantes, pensando.
- No tiene nada que explicar… - chilló la infanta dispuesta a llevar a cabo su venganza personal.
- Ya está bien Nékhan - ordenó el hombre con los nervios crispados por su estridente voz - ¿Qué tenéis que decir en vuestra defensa, Hitsys? - se dirigió hacia la extranjera sujetada por dos soldados.
La joven con el ceño fruncido, enfurecida, sintiéndose humillada, y mucho más herida que si un gurje le hubiera abierto el pecho en canal se dispuso a responder tras respirar hondo.
- La encontré así - pronunció pausadamente - e intenté socorrerla.
-¡Mentís! - gritó la princesa fuera de sí - ¡ Vos intentasteis matarla!
- Nékhan, moderaros - exigió el capitán.
- Kyo, que explique cómo llegó tan rápido - los ojos de la pelirroja se entornaron maliciosamente, los celos y el odio hacia aquella chica se podían ver sin dificultad -, todos nosotros escuchamos el grito y llegamos casi a la vez hasta aquel lugar…
- ¿Podéis responder a eso, Hitsys? - solicitó el Humano que hacia de moderador.
- Me desperté - argumentaba secamente -, vi las puertas abiertas y entré en la sala de culto a Aris. Un sonido llamó mi atención en uno de los corredores - continuaba obligada por las miradas de todos - y vi una luz a final… instantes más tarde escuché el grito de Nepher y corrí en su dirección.
- ¡Pues yo no os creo! - interrumpió la serenidad que Hitsys había dejado en el ambiente - ¡Yo creo que seguisteis a Nepher, discutisteis por algo y la intentasteis asesinar! - afirmó la princesa.
- Ya está bien Nékhan - ordenó Dharion enfurecido por la actitud de la chica -. Hitsys ha dicho la verdad, no queráis enmarañarlo todo.
- ¡Dharion! - exclamó enfurecida la princesa al sentirse ofendida por el joven.
- Dharion… - murmuró sorprendida la prisionera.
- ¿Cómo estáis tan seguro de que los hechos ocurrieron tal y como ella ha relatado? - preguntó Kyo sin variar su actitud, atendiendo a todo lo expuesto con el mismo interés.
- Yo estaba despierto - explicó -, vi a Hitsys entrando en la sala de culto a Aris, cómo giraba su atención hacia uno de los pasillos y salía corriendo, casi, en el mismo instante en que Nepher profirió su grito.
Nékhan se sintió herida en su orgullo. No había logrado su propósito así que volvió enfurecida a su tienda. Lo que más rabia le había producido es que, el mismísimo Dharion, fuera quien hubiera intercedido por la extranjera. Ahora estaba completamente segura de que sus sirvientes tenían razón acerca de los hechizos que la joven había lanzado sobre su hombre.
- Soltadla - ordenó Kyo a la guardia -. Disculpadnos, Hitsys, habéis demostrado vuestra inocencia. Buscaremos al culpable.
El capitán y dos soldados regresaron al interior del templo con intención de cumplir las palabras del Humano.
Hitsys había quedado frente a guerrero de dorada melena.
- Gracias, Dharion, por haber intervenido en mi favor - manifestó la joven con la sorpresa de su acción en el rostro.
- Yo os creo - explicó el joven - y no podía permitir que se os culparan de algo que no habíais hecho.
- Gracias. - su rostro se endureció mientras volvía a montar su caballo.
- ¡Hitsys!
- Como os dije, Nepher me hizo una promesa… que no podrá cumplir - cogió las bridas de su montura dispuesta a espolearla y perderse en la oscuridad - después de lo que ha ocurrido esta noche no puede permanecer más entre vuestra gente, mi parte del trato acaba aquí mismo.
- ¡Aún está viva! - gritó cogiéndole las manos con fuerza - ¡No queráis matarla tan pronto! ¡Quizás en Memdor logren curarla! - Dharion inconscientemente se sentía a salvo con la presencia de Hitsys en la caravana y si ella se marchaba estaba seguro de que las Criaturas de la Noche acabarían con todos.
- Nepher no pasará de esta noche... - afirmó la extranjera inclinándose hacia él, apretando los dientes para rasgar con sus palabras las esperanzas del soldado.
Su mirada bicolor brilló en ese mismo instante desvelándole un mundo de conocimiento y percepciones capaz de radiar en los limite de lo desconocido...
- ¡Cómo estáis tan segura! - alzó la voz exigiendo una respuesta lo suficientemente argumentada para convencerlo.
Hitsys desmontó. Cogió al chico de la manga de su camisola y tiró de él hasta situarlo ante el templo. Agarró con fuerza su cabellera obligándolo a alzar la mirada hacia la descomunal figura de la Diosa Madre. Se veía imponente bajo la suave luz de la luna. Su suaves contornos realzaban más la belleza de Aris sin que ninguna mujer mortal pudiera superarla...
- ¡Mirad! - la voz de la extranjera firme mientras los claros ojos del guerrero observaban la esfinge de la Diosa de la Creación.
- ¿Qué? - preguntó al cabo de unos instantes porque no sucedía nada.
- ¡Mirad con atención! - ordenó.
“Los ojos de la Diosa se abrieron para liberar sus lágrimas... Pero sus lloros no eran de alivio, sino de Muerte. El líquido transparente se había convertido en abundante río de sangre cubriendo la hierba, que poco a poco, se ahogaba entre el fluido de vida...
El mar de rojas lágrimas los alcanzó en un instante, se fueron hundiendo en su tormento hasta la cintura...
Hitsys no dijo nada.
El joven tembló paralizado ante la visión.
Xassha hizo su aparición como un fantasma ante la mirada del chico. Intentaba retroceder pero la joven, quien orientaba su cabeza hacia los acontecimientos, se lo impidió. La Oscura Dama había surgido ante la figura de su Madre, transparentándose a través de su cuerpo y de sus oscuras ropas el rostro de Aris. Sobre el cuerpo de Nepher alzó su brillante arma dispuesta a cercenar la vida de la sacerdotisa... ”
La visión se esfumó en el aire en el mismo instante en que Hitsys soltó los mechones rubios y largos del guerrero. Tragó saliva antes de pronunciar alguna palabra.
- ¿Qué ha sido eso? - preguntó aterrorizado, sus ojos fijos en la estatua que ahora aparecía del color oscuro de la noche.
- ¡No lo habéis visto! - gritó dirigiendo sus ojos hacia él guerrero - Aris lloraba sangre... la sangre de una de sus leales servidoras ha sido derramada... Xassha aguarda junto a Nepher para cumplir su misión..
Dharion apenas entendió las atropelladas palabras de sus labios.
- ¿A donde vais? - gritó el guerrero en el mismo instante en que Hitsys desandaba los pasos dados con intención de alcanzar su montura.
- Me voy - respondió sin detenerse -, ya os lo he dicho.
- ¡Esperad! - el joven se interpuso ante su objetivo y la cogió de los hombros para clavar su mirada en los ojos bicolor de la extranjera - No podéis abandonarnos ahora... - sus profundas palabras atravesaron el corazón de Hitsys, su lástimera voz se había convertido en una suplica dolorosa que le impidió permanecer impasible ante él - Si os marcháis moriremos todos...
La joven calló. No hizo falta más para que Dharion la comprendiera, su mente se estaba abriendo a la percepción del más allá, de los acontecimientos escapados a lo evidente en los ojos de sus demás hermanos mortales.
- ¿Deseáis llevar en vuestra conciencia todas nuestras muertes? - inquirió más seguro de si mismo que nunca.
- Yo no os mataré... - respondió mientras intentaba reanudar su camino sin éxito.
- No... - Dharion aún la retenía, inclinado lo suficiente para compensar su altura, deseaba mirarla a la cara - ...pero nos condenareis...
Hitsys bajó el rostro sabiendo que él tenía razón. Nepher la incluyó en la expedición por su conocimientos acerca de la Criaturas de la Noche y su valía como luchadora, si los abandonaba los condenaba, tal y como el joven decía.
- …pero no hay nada que me incite a quedarme - musitó recordando el tratamiento recibido aquella misma noche.
- Mi suplica de que no nos abandonéis - se irguió tragándose su orgullo - y el pacto que tuvierais con Nepher, ella aún vive.

Dharion entró en la tienda real liberado y tranquilo. Hitsys había aceptado, continuaría con ellos hasta llegar al templo.
- Decidme, Dharion - la voz chillona de Nékhan lo asaltó - ¿qué es lo que os traéis entre manos? - utilizaba el mismo tono amenazador y de superioridad que adoptaba su padre cuando pretendía dar una reprimenda a alguien.
- ¿Qué queréis decir con eso? - inquirió el guerrero sin amedrentarse.
- ¿Por qué la habéis defendido? - exigió una respuesta convincente.
- Nékhan, creo que estáis un poco nerviosa - intentaba calmarla -. No podía dejar que la culparais de algo que no había hecho.
- ¿Cómo lo sabíais? - investigó mucho más cerca del otro.
- Ya lo he dicho, estaba despierto…
- Esa maldita mujer estaría coqueteando con vos… - explicó llena de ira mientras el joven permanecía de pie en mitad de la estancia con los brazos cruzados ante el pecho.
- ¿Hitsys coquetear conmigo? - interrogó extrañado ante sus palabras - ¡Qué tonterías estáis diciendo!
- ¡No son tonterías! - clavó sus ojos en el chico - ¡Os he visto, esta tarde, acariciándola, delante de todos los hombres! - gritó enfurecida señalando con su mano hacia el exterior de su tienda real - ¡Qué creéis que van a pensar...!
- No estaba acariciándola... - se esforzaba por explicarle la situación aunque sabía que en el fondo la princesa estaba en lo cierto - Necesitaba ayuda para curar sus heridas y no hice más que...
- ¡No me toméis por estúpida, Dharion! - interrumpió sus vagas aclaraciones sin dejarse convencer - Esa mujer os tiene atontado...hechizado y yo sé porque.
La princesa alzó su mano tan rápido... Tomó desprevenido al guerrero. Bruscamente le arrancó del cuello el talismán que le había protegido en la lucha mantenida con las Criaturas de la Noche.
- ¡Qué estáis haciendo! - se abalanzó el soldado contra ella.
- Liberaros de sus hechizos - estiró el brazo para que él no alcanzara el colgante.
- ¡No digáis sandeces y devolvedme ese amuleto! - exigió forcejeando con Nékhan sin desear causarle ningún mal.
- No...
- No me obliguéis a dañaros, majestad - advirtió seriamente ante las risas de la chica que se divertía por sus vanos intentos de recuperar el colgante.
Ambos en el suelo, Dharion tuvo que actuar. Inmovilizó a la princesa con el peso de su cuerpo para alcanzar con sus enormes manos el talismán capaz de protegerle la vida.
- ¡Qué os ocurre! - gritó un tanto fuera de si - ¡Nos encontramos en una situación muy delicada y no se os ocurre otra cosa que poneros a jugar y a acusarme de bobadas!
- Controlad vuestra lengua, Dharion - ordenó Nékhan fríamente.
Su semblante se endureció. Ya no estaba jugando. Lo que comenzó como no riña de celos entre enamorados se convertía, poco a poco, en el instrumento para dañar a Hitsys y dominar al atractivo soldado.
- ¿Qué me controle? - repitió molesto - ¡Cómo podéis pedirme una cosa así cuando os estáis comportando como una celosa histérica!
Aquel brusco comentario le valió al joven una sonora bofetada. No giró el rostro pero la mano de Nékhan quedó marcada en su mejilla izquierda. No devolvió el golpe por respeto a la chica de noble sangre. Ella sonreía como un ser superior, con la misma actitud de creciente poder en sus ojos que anteriormente observó en Dreo. Los atributos otorgados por su Madre estaban causándole notables cambios en su comportamiento, en su humor, en su persona...
- ¿Me amáis? - acarició el rostro juvenil de su presa, en la misma mejilla golpeada, para cautivarlo con sus armas de mujer.
- Sí... - respondió agarrando con más fuerza el talismán que pendía de su mano mientras la princesa le rodeaba el cuello con su blanquecinos brazos y lo besaba sin perturbarlo en lo más mínimo.
El guerrero tenía ahora más miedo de Nékhan que de Hitsys. No reconocía a la joven de la que se enamoró en Oruk. Estaba cegada por los celos. Había sucumbido a los más oscuros y rastreros instintos mortales sin darse cuenta. Llevada por sentimientos que antaño destruyeron a las tres grandiosas razas... la duda asaltaba el conocimiento de él, se preguntaba cómo los iba a salvar alguien así...
- Entonces... - lo besó en la mejilla, en el cuello, en el hombro antes de continuar hablando, deseaba atraparlo entre sus garras.
El joven cerró los ojos arrastrado al mundo privado de la princesa.
- ¡Por qué os interesáis por esa mujer más que por mí! - gritó agarrando su larga y rubia melena y tirando de ella.
En un brusco movimiento el chico acabó de rodillas en el suelo. Con su cabeza tirada hacia atrás fijándose en la joven, fuera de si, cegada por un indomable deseo de dominio. Su cuerpo se había quedado paralizado, bajo los poderes de Nékhan.
- ¡Qué hacéis! - chilló el joven antes de tragar saliva y parpadear sintiéndose víctima de la locura de la princesa.
- Simplemente advertiros - sonrió acercando su cálido rostro al de su amado -, sois mío. No estoy dispuesta a compartiros con ninguna otra mujer, y mucho menos con Hitsys...
- Per...
La chica tiró de su melena para impedir que replicara a sus palabras.
- ¡Callad y escuchadme! - ordenó - Si deseáis que Hitsys continúe con vida no os acerquéis a ella, ni le dirijáis la palabra o la mataré en el acto... - lo soltó bruscamente - Y en cuanto a esa baratija que apretáis con tanta fuerza ya podéis ir devolviéndosela a su dueña.
- Estáis loca... - afirmó entornando los ojos de furia.
- Puede que sí - sus carcajadas resonaron en la construcción de la diosa Aris -, pero yo soy Areg.Nuk.ARak y debéis obedecerme...

Despuntó el día con la penosa carga del desánimo.
Las Criaturas de la Noche ya no estaban alli esperandoles, habian desaparecido y nadie podia adivinar porqué. Ni si quiera un pequenio grupo los esperaba a las afueras del desfiladero..
Nada. No habian dejado ni rastro de su presencia... Y tampoco se avistaban en la distancia en que la vista podia alcanzar en la desertica planicie.
Tras pensarlo detenidamente Kyo decidió reanudar el viaje hacia Memdor.
Nékhan prefirió viajar en el carruaje acompañada de su amante. Hitsys lo había visto fugazmente antes de partir y no encontró el talismán brillando en su pecho. El desengaño ahogó su espíritu al sentirse traicionada.
Habilitaron una pequeña zona en uno de los carruajes para transportar el cuerpo de Nepher. Kyo velaría por su amada, y en el mismo instante en que la pesadilla diera a su fin confesaría sus acallados sentimientos. Aquellos sentimientos capaces de consumirlo mientras observaba como poco a poco Nepher lo abandonaba sin haberle podido pronunciar una palabra de amor, un simple “os quiero...”
La expedición la encabezaba Gort. Miraba al horizonte haciendo honor de la confianza que el capitán de la guardia real había depositado en él. A su lado Fars, compartía con su congénere la dura carga de guiar a todos los demás a través de la nada. El día se vislumbró tranquilo... Los miles de cuerpos fulminados por la mano de Nékhan no significaban el fin de las Criaturas de la Noche aunque muchos de los componentes de la caravana así lo creyeran por no haberlos visto en toda la jornada. Pero tanto la princesa como Hitsys sabían que los espiaban a una distancia prudente, caerían sobre ellos cuando menos lo esperasen... La extrajera había vuelto a enfundarse en sus inusuales ropajes preparada para enfrentarse con los Hijos de Netz, ocupando una posición apartada del séquito observaba recelosa su alrededor. Las deformidades tan solo debían aguardar el momento oportuno. Cuando la confianza hubiera desterrado el miedo y la prudencia de la previsora mente de los Intocables Hijos de Aris.

Cinco jornadas más, el mismo paisaje de todos los días... El suelo ardiente, yermo y muerto. El inalcanzable horizonte... El sol castigando sus cuerpos... El calor, la sequedad del ambiente la necesidad del preciado liquido de vida se hacia más visible a cada paso hacia Memdor.
Hitsys nunca en su vida se sintió más acompañada y a la vez más sola que en aquellos momentos. Varias miradas cruzaron la bella extranjera y el soldado de cabellos dorados. No pudieron decirse nada pero en silencio ella le reprochaba su comportamiento... de repente había cambiado por algún motivo, ya no llevaba el talismán… Suspiró, sintiéndose una vez más engañada. Se estaba dejando arrastrar por los mismos sentimientos de los que toda su vida había huido... Sus ojos exigían una merecida explicación. Dharion no decía nada e Hitsys no adivinaría el peligro que entrañaba el intercambiar una sola palabra entre ambos. Él era la única persona que, a pesar de temerla, se había esforzado para superar su terror e intentar conocerla.
El recuerdo de Nepher también oprimía su corazón. Multitud de veces al día acudía a visitarla. A su lado Kyo no dejaba de mirarla, de acariciarle el rostro y hablarle cariñosamente, él creía que podía escucharlo.

Duarante el viaje Fars y Gort la miraban de reojo a todas horas. Hitsys sobresalía entre todos los soldados. Guardaba la serenidad. Siempre expectante y alerta por un posible ataque los había guiado bordeando los dominios de los Irets, una clase de criatura que vivían bajo la arena del desierto y atacaban con facilidad a cualquier criatura que llamase su atención.
A pesar de todo lo sucedido en el templo Kerjaid, los dos Dherhosz al mando abandonaron sus prejuicios. No había duda alguna, Hitsys era una mestiza, las características de las tres razas estaban patentes en su cuerpo, mientras su mente… era un tema aparte. Ella se había alzado como un ejemplo a seguir: su perseverancia conseguía arrastrarlos a todos a continuar adelante.
Los soldados la observaban y silenciosamente la imitaban. También dejaron las aprensiones olvidadas. La joven había demostrado su valía y sin quererlo, se estaba convirtiendo en una líder, ante la falta de las figuras de Kyo y de Dharion. Ni una queja de agotamiento ni de desaliento escuchó de los soldados que aguantaban como todos los demás el duro y largo viaje. Aún esperaban el momento para demostrar su valor enfrentándose a los temidos Hijos de Netz...
Mientras, en el carruaje real, Nékhan pasaba las horas muertas junto a su amado. Obligándole a permanecer allí, prisionero del aburrimiento. Él aguantaba, tan sólo por una razón de peso, era primordial mantener la armonía en la caravana. A pesar de estar cautivo, se había limitado a observarlos a escondidas, a través de las cortinillas de carruaje, su atención puesta en quienes cabalgaban con una actitud mucho más solemne de la que percibió cuando partieron de Oruk. Sonrió. Hitsys había tomado el mando de la expedición sin darse cuenta, sin desearlo. Tan fría e insensible como en el instante en que se conocieron los guiaría sabiamente hasta el Santuario Memdor. Por ese mismo motivo debía impedir a la princesa causarle algún daño a la mujer cuyo liderazgo era indiscutible. Él también lo había aceptado. Dejando a un lado aquello que hombres de Oruk le inculcaron de pequeño, había descubierto en Hitsys lo contrario. Ella le había demostrado la necesidad entre hombres y mujeres, entre individuos de distintas razas, unos necesitaban de los otros... no debían de haber superioridades ni discriminaciones de ninguna clase...
- ¿Qué os ocurre? - examinó fijamente al chico su dueña - No tenéis buen aspecto...
- No aguanto más esta situación, - habló dejando que su mirada viajara a través de los visillos de las ventanas - me estáis matando...
- ¡Qué estáis diciendo! - exclamó divertida, riéndose de sus palabras frente a él.
- Me estáis haciendo mucho daño, Nékhan - la miró.
- ¿Daño? - inquirió sorprendida - ¿Cómo podéis decir eso? Cualquiera de los soldados de esta caravana daría lo que fuese necesario para ocupar vuestro puesto y vos decís que os estoy haciendo daño...¿Dónde están las heridas que yo os he causado? - preguntó haciendo uso del mismo sarcasmo de su padre - ¡Mostradmelas!
- Sois muy cruel... - a cada instante la princesa se sentía más y más intimidada por el joven - ¿Creéis que podréis mantener esta situación durante mucho tiempo? He aceptado vuestro juego porque estaba enamorado, pero no de vos, sino de la Nékhan que conocí en Oruk... Ingenua, dulce, cariñosa...
- ¿Creéis que me importa mucho que no me améis? - su expresión endureció mostrando los entresijos de su mente - Sois mi esclavo y nada ni nadie puede salvaros de vuestro destino...
- Yo no estaría tan seguro... - dijo sonriendo - Creo que hay cierta persona en el grupo que os preocupa bastante... Ella me entregó este amuleto - lo elevó ante los atónitos ojos de la princesa - para que protegiera mi vida...
El astuto soldado lo había ocultado sabiamente a los ojos de la princesa..
- ¿La creísteis? - menospreció la acción de la extranjera.
- Sí. - afirmó rotundamente - Me salvó la vida en la entrada al templo y si pensáis que me voy a deshacer de él estáis muy equivocada. - Volvió a colgarse la piedra roja al cuello ante la mirada fulminante de la chica pelirroja - Podréis tortúrame pero jamás podréis matarme...
- ¿Estáis desafiándome? - irguió su espalda mientras arqueaba las cejas mostrando su dominio dentro de la situación.
En fins, leido en un par de tironesXD, te dejo comentario aquí de to porque soy mu vago pa andar comentando capi a capi ahoraXD.

A lo que iba, prologó fantástico, eso pa empezar, tienes una froma de narrar terriblemente "mística" que encaja muy bien con el tipo de historia que has elegido, puede parecer un tanto liosa a veces, pero es normal con algo de este estilo. El desarrollo y la idea de como has presentado a Hitsys también ha estado muy bien, no me ha gustado tanto ya como se ha desarrollado la princesa que ha evolucionao de una forma más bien rara, pero ojo, esto es cuestión de gustosXD y en parte era necesaria para la historia por lo que veo. Por lo demás na malo que reseñar, quizas usas demasiado algunas expresiones con Dharion que ya no es un tío, es el de la dorada melenaXDXDXD, pero poco más.

A mi me encanta vamos.

P.D. Como nota a parte, Mel lo dejó de leer por el capi 2 porque decía que era mu triston pa su gustoXDXDXDXDXD
Magnifico, ya veo que el capitulo va tensiones y relaciones entre humanos y semi humanos. Me ha gustado mucho la forma en la que llevas la trama.

Bueno, ahi el capitulo 7... Si os esta gustando, (a parte de mis queridos habituales ) por favor decirmelo, y si no tambien!


Yo soy un habitual? je je
Bueno, pues hoy he llegado hasta aqui, mañana más.. sin duda.. porque estoy enganchado, leo con ansias [chiu]

A parte de lo ya comentado la otra vez decirte que me encanta esas pistas que nos vas dando, ya sea mediante poemas o textos intercalados en las mentes de los personajes.

O como presentas a la muerte... perferto.. y nada, sigues con tu perfecta fluidez... me encanta. :)

Por cierto, leí por ahí que no lo habías acabado.. lo acabaras, no?, no nos dejaras con la miel en los labios, verdad?.

Y nada, aqui tienes otro fan. ;)
Hola Ninguno!!!

Si, tienes razon, no lo he acabado pero estoy en ello... :-|

Pero es mu dificil porque no quiero un final tipico, entonces es mas complicado de lo que parece... lo mismo, cuando llegue hasta el ultimo capitulo que tengo escrito pongo un hilo para que deis vuestros opiniones a ver si me ayudais a decidirme con lo que hago. Eso no significa que no tenga en la mente lo que va a pasar, eso lo tengo claro, el unico problema que tengo es como llegar hasta ese punto sin que todo parezca forzado y quede bien... uff que mareo [360º] Esto es mu dificil.... [carcajad]
Pues hasta donde he leido lo estás haciendo muy bien, eso sí, luego te cuento mis spoilers.. porque ya sé como va a acabar tu relato. XD

;)
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