Puede que Hollywood este escaso de ideas frescas. Pero una película de un meme sobre un gato es igual a grandes ganancias.
Es simple, juntan lo más asquerosamente popular de Internet: los gatos, animales que en Internet gozan de una adoración casi divina (algo realmente absurdo y estúpido, en mi opinión). Y los memes, hoy en día demasiado extendidos por la red, llegando al grado de tener que visionar verdaderos crímenes contra el buen gusto y el humor. Es lo que tiene cuando algo que es gracioso en su concepción original cae en manos de la masa newbie/noob, que se vuelve una deformidad denigrante sin una pizca de puta gracia.