La web
http://www.abogados.es lleva organizando desde hace unos meses un concurso de microrrelatos de la misma temática que marca su web. Para el pasado mes de Agosto, por ejemplo, proponían una serie de palabras y con 200 palabras de límite, montar una pequeña historia. Os dejo mi propuesta:
Palabras del mes de agosto de 2011
Principio, Juramento, Resaca, Número, Socorro
I
Sólo necesitó dos años en la ciudad para convertirse en la mejor abogada matrimonialista de la zona. Al principio, cuando era una novata, nuestras disputas en los juzgados empezaron siendo divertidas. Luego, se convirtió en una lucha sin cuartel, y cuando me venció no en una, sino en un indignante número de ocasiones, el fracaso me abocó al alcohol. El bourbon conseguía evadirme de las derrotas que me infligía en todos y cada uno de los casos en los que nos cruzábamos. Pero era por las mañanas, con la resaca atronando mi interior cuando tenía que apretar los puños reconociendo sus victorias, rindiéndome a sus sonrisas o sus guiños. Entonces, y en un acto de lucidez etílica, comprendiendo que el origen de mis males manaba del lado izquierdo de mi pecho y antes de pedir socorro, me hice un juramento. El siguiente duelo no consistiría en vencerla, sino en conquistarla.
II
Al principio, mucho antes que el ser humano, fue la Naturaleza. Y sólo después llegó el Hombre. Curiosos e inquietos, nos erguimos y caminamos. Cuando descubrimos el poder de nuestras extremidades y manipulamos el primer objeto comenzó la borrachera de poder. Cegados y obcecados, el consumo de recursos continuó, ignorantes de que no arrasábamos solo la Tierra, sino que nos sentenciábamos nosotros mismos. Un exiguo número de hombres alzó la voz, en clara señal de socorro para el planeta; anunciaban que el festín sólo podía llevarnos a la más funesta resaca. No les escuchamos; la venda de los ojos impidió ver un camino que cada vez se empedraba más y más. Y ahora, de pie junto al precipicio, esperamos el juicio final. Sollozamos algún vano juramento que no cumpliremos, mientras la Diosa de la Justicia alza en su mano una balanza que sabemos de que lado caerá.
III
Lanzo el juramento de que nunca más romperé las reglas del juego. Es correcto, traicioné mis compromisos, y el resultado fue nefasto. Creo haber pagado con creces mi error y lo comparto ahora con vosotros.
Al principio lo tomé como una propuesta censurable; un joven extranjero llegaba a mi despacho interesándose por su regulación. Buscaba un matrimonio de conveniencia afirmando que un buen número de mujeres estaban dispuestas a ello. Lo disuadí sin complicaciones, pero se percató de mi fragilidad, acrecentada por una soberana resaca y volvió con un fajo de billetes y alguna amenaza. Acepté, sí, echando abajo con ello mis principios. Tiempo después, pagué mi tasa, cuando observé llegar a aquel matón de la mano de su futura. La misma que agachó los ojos al verme, la misma que a los dieciséis abandonó nuestra casa, su hogar, sin que yo hubiera atendido sus gritos de socorro. Mi niña.