Ojos que valoran
el salitre
desde la lejanía
de un balcón
a la sombra.
Ojos
negros, despiertos,
brillantes y eternos.
Tus ojos deslumbran
tras hacer antesala
en el fulgor
del Espíritu Santo.
Ojos
en calma, el invierno
en tu piel, el silencio.
Y si me miras
te regalaré
el miedo, la brisa
y la madera.
Y si no me miras...
(si no me miras,
me muero)
Florece la penumbra
en las costas de Chile.
El día,
cansado,
se recoge en su caja de música
y se adentra en el mar.