Las revelaciones de Pujol sobre la preparación del 23-F irritan a Múgica
• El actual Defensor del Pueblo atribuye el relato a la «fecunda inventiva» del político nacionalista
• El ‘expresident’ afirma que el dirigente socialista le sondeó sobre el relevo de Suárez por un militar
JARCHIVO / RICARD CUGAT
RAFAEL TAPOUNET
BARCELONA
Casi tres décadas después de que el teniente coronel Antonio Tejero asaltara el Congreso de los Diputados al mando de unos 200 guardias civiles, el golpe de estado del 23 de febrero de 1981 sigue siendo un fecundo generador de controversias políticas y personales. La más reciente ha sido desencadenada por la publicación del segundo volumen de la autobiografía de Jordi Pujol, Memòries. Temps de construir (Proa / Destino), en el que el expresidente de la Generalitat revela que seis meses antes de la asonada el exdirigente socialista Enrique Múgica, actual Defensor del Pueblo, le planteó la posibilidad de forzar la dimisión de Adolfo Suárez y poner al frente del Gobierno a un militar «de mentalidad democrática». Múgica tildó ayer el relato de «ocurrencia inventada».
El episodio, sin embargo, no era desconocido (de hecho, ya había sido narrado, con más o menos detalle, en libros como El virrei, de José Antich, y El 23-F a Catalunya, de Andreu Farràs y Pere Cullell): el último domingo de agosto de 1980, Enrique Múgica, que en aquel tiempo presidía la comisión de Defensa del Congreso y era miembro de la ejecutiva federal del PSOE, visitó a Pujol en Premià de Dalt y, en el transcurso de una conversación de dos horas, le expuso la necesidad de apartar a Suárez de la presidencia del Gobierno para salvar la democracia.
MUCHA PRISA / Esta versión de los hechos había sido validada en términos generales por el propio Pujol en varias ocasiones, pero el expresident no había querido nunca confirmar públicamente la identidad de su interlocutor en aquel encuentro («una persona del entorno socialista», había apuntado). Hasta ahora. En el segundo volumen de sus memorias, que repasa el periodo comprendido entre 1980 y 1993 y que ayer mismo llegó a las librerías, Pujol sí cita el nombre de Enrique Múgica y asegura que el exdirigente del PSOE le preguntó cómo vería la sustitución de Suárez por un militar. Pujol asegura haber manifestado un «desacuerdo total». Y añade que aquella visita le hizo ver que los socialistas, «o una buena parte de los socialistas», tenían «una prisa muy grande por llegar al poder».
Las revelaciones del fundador de Convergència no le han gustado ni un pelo a Múgica, que ayer, en una entrevista en Radio Euskadi, las calificó de «ocurrencia inventada». El Defensor del Pueblo admitió que, en tanto que miembros de la comisión de Defensa del Congreso, él y Pujol hablaron de temas militares «en reiteradas ocasiones». «Pero de ahí a decir 30 años después que yo le propuse eso –añadió–, se trata de una inventiva que en el señor Pujol sé que es fecunda». Y coronó su desmentido apuntando que el líder nacionalista ha hecho esa acusación «en un momnento en el que el partido que él fundó está fuera de la Generalitat».
UNA COMIDA EN LLEIDA / Además de rememorar el encuentro con Múgica en Premià de Dalt, Pujol alude en sus memorias a una comida «que por lo que se ve habían celebrado en Lleida Armada y algunos dirigentes socialistas catalanes y españoles» en la que «hablaron de la conveniencia de que Suárez se fuera». Esa comida, que aparece también destacada en la citada monografía de Farràs y Cullell sobre el golpe en Catalunya y en el reciente libro de Javier Cercas sobre el 23-F, Anatomía de un instante, tuvo lugar el 22 de octubre de 1980 en casa del entonces alcalde de Lleida, Antoni Siurana, y a ella asistieron Enrique Múgica, Joan Reventós y el general Alfonso Armada, que en aquellos días ejercía de gobernador militar de la provincia.
Poco antes de que Armada dejara Lleida para asumir el cargo de segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, asistió a una cena que Pujol organizó en el Palau de la Generalitat para los gobernadores militares de las provincias catalanas. Era el 9 de febrero de 1981, poco antes de la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Pujol explica en su libro que, en un momento de la velada, Armada le comentó a su esposa, Marta Ferrusola: «¿Sabe qué, señora? No creo que Calvo Sotelo llegue a ser presidente».
Alfonso Armada fue condenado a 30 años de cárcel por su participación en el golpe del 23-F.
Ya se habia mencionado en libros, y las reuniones con Armada existieron, porque hay habia varios interlocutores, como la que se celebro en casa del Alcalde de Lledida, y en esas reuniones a 4 meses vista del 23F Armada ya estaria preparandolo. Que ahora el Mugica se haga el loco, alla el, pero es una verguenza que esta gente siga ocupando cargos publicos y mas el de defensor del pueblo.