alea iacta est
Como todo el mundo sabe, esta frase significa "la suerte está echada". La imagen está sacada de los juegos de azar e indica la jugada de los dados: en el momento en que los dados han salido de la mano de quien los lanza, todavía no se sabe cuál va a ser el resultado, pero ya está en marcha y no se puede volver atrás.
Esto es lo que quiso decir Julio César cuando pronunció esta frase: que no sabía lo que iba a pasar, pero que no podía dar marcha atrás.
César había conquistado la Galia para la República Romana. Pero sobre todo, había conseguido un ejército que le era fiel y eso era lo que atemorizaba al Senado de Roma.
Por ello, cuando el Senado nombró a Pompeyo cónsul único, una de las primeras decisiones que tomó fue la de ordenar a César que entregara sus tropas.
En la situación de enemistad que existía entre César y Pompeyo, entregar las tropas al enemigo era suicidarse. Por lo cual decidió mantenerlas.
Estaban acampadas junto al río Rubicón, que se encuentra al norte de Italia y hacía de frontera entre las provincias de Italia y la Galia Cisalpina. No sabía bien qué decisión tomar, más de cara a los soldados y al Senado que en su interior, porque podemos pensar que lo tenía bien decidido. Sin embargo, aparentemente, estaba perplejo.
De repente apareció, según nos lo cuenta Suetonio, un hombre de extraordinaria belleza que tocaba una flauta de caña. Todo el mundo se acercó a verlo: soldados, pastores, músicos,...
A uno de los trompeteros le quitó la trompeta, y de un salto se sentó en una piedra que había en el centro del río, mientras tocaba una marcha militar. Para ver tal prodigio se reunió prácticamente todo el ejército.
El hombre volvió a dar un salto hacia la otra orilla sin dejar de tocar y animando con gestos a que le siguieran.
César no era supersticioso y el asunto de la religión no le quitaba el sueño; pero era un gran psicólogo y se aprovechó de la credibilidad de los soldados que veían en aquello algo sobrenatural. De esta forma, interpretando el prodigio según sus deseos, gritó en voz muy alta:
- Esto no es más que la indicación de los dioses de que vayamos a vengar las afrentas que nos están haciendo Pompeyo y el Senado. Los dioses quieren que nos dirijamos a Roma y venzamos al enemigo. ¡Vayamos, pues! La suerte está echada.
Los soldados, cuando sabían o creían que los dioses favorecían su empresa, luchaban con más ardor y ánimo. Así, cuando Pompeyo se enteró de lo que había hecho César, abandonó Roma.
¿tais ya mas enteraos de lo q significa
?
ahora estoy de vacaciones pero en un par de semanas vuelvo a la brecha y quiero jugar contra todos vosotros
?