A tres episodios del final, mis peores temores parecen confirmados. Triste tramo final para una serie que hace tiempo que perdió el norte y que con la absurda subtrama de Kiev con sus viajes de ida y vuelta de 3.000 Km por teletransporte tocó fondo.
Queda el estupendo recuerdo de los inicios y para calmar las penas del adiós alguna que otra entrega de The Last Kigdom, serie a la misma altura que Vikings, que empieza precisamente en el punto justo donde termina la que nos ocupa con algo más de rigor y que por ahora mantiene mucho mejor el nivel.