El gigante japonés de la electrónica Sony perdió 4.423 millones de euros en el recién concluido año fiscal 2011, lo que supone su cuarto ejercicio consecutivo en números rojos.
Las pérdidas de la compañía, que recientemente nombró presidente a Kazuo Hirai para que vire el rumbo empresarial, suponen un 75% más que las registradas el año anterior, cuando perdió 2.515 millones de euros.
Para este año fiscal, que termina el 31 de marzo de 2013, el grupo nipón espera sin embargo dejar atrás los números rojos y obtener un beneficio neto de 30.000 unos 290 millones de euros.
Sony atribuyó sus malos resultados del ejercicio 2011 al impacto del encarecimiento del yen, los efectos de las catástrofes naturales en Japón y Tailandia, y también al deterioro de los mercados en países desarrollados.
La pérdida operativa del grupo en 2011 ascendió a 67.300 millones de yenes (652 millones de euros), frente al beneficio operativo de 199.900 millones de yenes del año anterior (1.934 millones de euros). Sus ingresos por ventas retrocedieron por su parte un 9,6 por ciento, hasta los 6,49 billones de yenes (62.913 millones de euros). No obstante, la multinacional tokiota espera remontar durante el actual ejercicio fiscal y lograr un beneficio operativo de 180.000 millones de yenes (1.744 millones de euros), con un aumento de sus ventas del 14 por ciento hasta los 7,4 billones de yenes (71.721 millones de euros).
En un comunicado, Sony subrayó que para 2012 espera "una mejora significativa" en las ventas de dispositivos y productos para el sector profesional y en la división denominada "Productos de Consumo y Servicios", que abarca toda la electrónica de consumo, incluidos televisores, vídeo, audio, y ordenadores.
El grupo también confía en que su unidad de producción y distribución de contenidos audiovisuales, Sony Pictures Entertainment, obtenga más ingresos este año gracias a un mayor número de estrenos en salas comerciales y de productos para grandes cadenas generalistas y de pago en Estados Unidos.
Sony anunció el pasado abril un plan de reestructuración cuyos costes rondarán los 75.000 millones de yenes (unos 726 millones de euros) en el actual año fiscal, durante el que se hará efectivo el recorte de los 10.000 puestos de trabajo, cerca del 6 por ciento de la plantilla.