La comodidad de Steam es simplemente incomparable si cumples el único requisito de tener una conexión a internet decentilla y permanente.
Comprar un juego son dos o tres clicks y lo tienes prácticamente al momento, a cualquier hora del día. Instalar un juego es un click. Ni buscar DVDs, ni instalaciones de varios pasos, ni parchear, ni crackear. Un click, esperar a que descargue prácticamente tan rápido como permita tu conexión y jugar.
Abres Steam y antes de preocuparte por nada, si quieres, todos tus juegos se actualizan solos.
Con el Steam Cloud (para los juegos que los soportan) te ahorras andar almacenando las partidas guardadas cuando desinstalas algo. ¿Necesitas espacio? Borras juego. ¿Quieres volver a jugar? Descargar y a seguir.
Por no decir que, sobre todo con los juegos indies o con juegos más pequeñitos, tener una librería con todos ellos organizados se agradece. Si tuviese que andar buscando DVDs o instaladores esparcidos por mis discos duros de cada uno de los casi 100 juegos de mi cuenta de Steam, me olvidaría de que tengo muchos de ellos. Muchas veces echando un vistazo por encima veo juegos que venían en alguno de los Humble Indie Bundles que ni me acordaba de haber comprado, o me acuerdo de alguno que hacía años que no jugaba (como me pasó recientemente con el DoD:S).
Y por último, pero de vital importancia, nada de DRM tocahuevos. Intalas Steam en el PC que te de la gana, instalas cada juego tantas veces como te de la gana en tantos PCs como te de la gana, etc. Hasta recuerdo haber instalado mis Dawn of War en todos los PCs de mis colegas desde mi cuenta y luego haber jugado todos en LAN con mi cuenta en modo desconectado (aunque esto no funciona con todos los juegos, ni mucho menos).