Pero si corregir eso es lo más sencillo del mundo, hombre. Mirad la marca Consumer, que pertenece a Eroski: etiqueta todos sus productos en castellano, euskera, català y galego. En las etiquetas entran perfectamente y sin ningún problema los cuatro idiomas, no es preciso hacer un etiquetado especial para cada lugar al que van a enviar sus productos.
Yo, si soy un empresario que sé que mi producto se va a vender en Japón, en Inglaterra y en Holanda, pues ya desde el principio preparo una etiqueta que contenga los tres idiomas y punto, quedo de puta madre con todos mis clientes y el coste de hacerlo así a hacerlo con un solo idioma es de 0 pesetas.
Dificultades técnicas: 0. Molestias a otros consumidores: 0. Imagen de esa empresa: 10 (cada uno lee los ingredientes en el idioma que le salga de la polla y todos contentos). Lo ridículo es que tenga que haber una ley que obligue a eso, cuando cualquier empresario medianamente inteligente puede ver que hacerlo así voluntariamente y desde un principio es márketing y buena imagen para la empresa (lo que siempre se traduce en más ventas). Claro que en DIA no destacan precisamente por su inteligencia, yo estuve currando dos años en esa empresa y esos garrulos de Mallén han pasado directamente del tractor y la azada a dirigir una cadena gigante de supermercados.