Un yanqui en la corte del rey Arturo

Comienzo este post con la pretensión de escuchar críticas sin spolear este novela que está empezando a gustarme tanto casi como El perfume, es decir, que empieza a pasar a ser una de mis novelas favoritas.

Esa capacidad de ser tan frío para analizar una sociedad entera y ponerla al plato de la ironía y la bufa sarcástica que Mark Twain recrea tan bien es simplemente la demostración de que los genios existen. Y empiezo a enamorarme de la literatura de este hombre.

Es curioso como en cada capítulo, a la vez de estar contándote una historia divertidísima: de cómo un hombre de estos siglos acaba siendo transportado al siglo VI y ha de convivir con esa sociedad, arreglándoselas de la manera más ingeniosa y adueñándose de ese mundo estulto y adormecido por la ignorancia.

Con una prosa exquisita y unas reflexiones filosóficas tan transgresora con su época y su sociedad como él mismo. Porque al final, eso es la obra de un hombre, gran parte de él mismo en sus letras, en unas cuántas hojas de papel.

Una sonrisa, y a esperas de aún terminar el libro, me reservo mi opinión definitiva.
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