Supongo que Demon Souls. Siempre soy de tener paciencia infinita, pero es que con ese juego era frustración tras frustración. Esas rascadas de frames inhumanas, tener que repetir una y otra vez para conocer los patrones de los enemigos a nivel de speedrun.
Me lo conseguí terminar por orgullo pero necesité meses para poder asumir psicológicamente que aquello no iba a ser rápido ni sencillo.
Creo que por culpa de este juego me quemé con la saga Souls. Tengo por terminar el Dark Souls I, pero la pereza es intensa. Si no hubiera que repetir las fases tan desde el principio (un poco más de humanidad, que ni el Mega Man del cual soy fan, te putea tanto este sentido) el juego me enamoraría.
Supongo que no estoy preparado para su concepto y ya está, debo asumirlo.