Los años más oscuros de la crisis dieron lugar a una pequeña revolución mediática en España. El ascenso de los digitales, la explosión de las páginas de descargas, la Ley Sinde-Wert... La actualidad tecnológica era un show en sí mismo, y nadie sabía más de shows que SeriesYonkis, la otrora célebre página de streaming y descargas.
Para muchos el portal de referencia a la hora de acceder a contenidos que aún tardarían años en llegar oficialmente a España, SeriesYonkis atrajo la atención de la justicia, pero también de socios tan inesperados como la plataforma de streaming independiente Filmin. Y según ha podido saber El Confidencial, ambas empresas estuvieron a punto de fusionarse.
De acuerdo con información a la que ha tenido acceso el diario digital, hacia finales de 2011 Filmin trató de asimilar SeriesYonkis como una forma de desviar visitantes interesados en descargas hacia su catálogo oficial. El pacto consistía en ofrecer un 23 % de las acciones de Filmin a Burn Media, propietaria de SeriesYonkis, con la condición de que los enlaces no autorizados fueran cambiados al repertorio de Filmin de forma progresiva y dentro de un calendario. Asimismo, Burn Media aportaría dos préstamos de 250.000 euros convertibles en acciones.
La situación no deja de ser llamativa, puesto que al mismo tiempo que las productoras clamaban contra los sitios de descarga y defendía a capa y espada la Ley Sinde, una de las firmas pioneras en el negocio del vídeo bajo demanda online estaba dispuesta a pactar con su peor enemigo (aunque técnicamente lo hiciera para eliminarlo de la ecuación).
El Confidencial estima que los ingresos de SeriesYonkis por razón de publicidad superaban posiblemente el propio valor de Filmin, que en 2011 era de 3,4 millones de euros. Y aquí es donde aparece uno de los detalles más punzantes del asunto.
SeriesYonkis no habría estado dispuesta a hundir su sitio así como así, por lo que habría exigido a Filmin provisionar parte del capital inyectado en la plataforma española para emprender acciones "tendentes a propiciar el cierre y/o disminución del tráfico de páginas de enlaces similares a SeriesYonkis", remarcando la necesidad de "realizar cuantas acciones sean razonables para que, desde organismos públicos y privados, se inicien acciones de diferente índole" contra los sitios de descargas de la competencia. De esta forma SeriesYonkis debilitaría a sus rivales mientras siguiera ofreciendo enlaces de descarga, con la esperanza de haber eliminado (o como mínimo dañado) este tipo de sitios cuando ya se hubiera integrado en Filmin.
De acuerdo con el relato de El Confidencial, esta asociación se vino abajo cuando la Ley Sinde-Wert fracasó a la hora de eliminar de un plumazo los sitios de descargas tal y como temía Alexis Hoepfner, administrador de SeriesYonkis, tras lo cual decidió mantener los enlaces y abrió otros portales de descargas para ampliar su cuota. El asunto terminó en la justicia y sin fusión, pero de haber salido adelante podría haber cambiado de forma significativa el panorama de las plataformas de streaming en España.
Para muchos el portal de referencia a la hora de acceder a contenidos que aún tardarían años en llegar oficialmente a España, SeriesYonkis atrajo la atención de la justicia, pero también de socios tan inesperados como la plataforma de streaming independiente Filmin. Y según ha podido saber El Confidencial, ambas empresas estuvieron a punto de fusionarse.
De acuerdo con información a la que ha tenido acceso el diario digital, hacia finales de 2011 Filmin trató de asimilar SeriesYonkis como una forma de desviar visitantes interesados en descargas hacia su catálogo oficial. El pacto consistía en ofrecer un 23 % de las acciones de Filmin a Burn Media, propietaria de SeriesYonkis, con la condición de que los enlaces no autorizados fueran cambiados al repertorio de Filmin de forma progresiva y dentro de un calendario. Asimismo, Burn Media aportaría dos préstamos de 250.000 euros convertibles en acciones.
La situación no deja de ser llamativa, puesto que al mismo tiempo que las productoras clamaban contra los sitios de descarga y defendía a capa y espada la Ley Sinde, una de las firmas pioneras en el negocio del vídeo bajo demanda online estaba dispuesta a pactar con su peor enemigo (aunque técnicamente lo hiciera para eliminarlo de la ecuación).
El Confidencial estima que los ingresos de SeriesYonkis por razón de publicidad superaban posiblemente el propio valor de Filmin, que en 2011 era de 3,4 millones de euros. Y aquí es donde aparece uno de los detalles más punzantes del asunto.
SeriesYonkis no habría estado dispuesta a hundir su sitio así como así, por lo que habría exigido a Filmin provisionar parte del capital inyectado en la plataforma española para emprender acciones "tendentes a propiciar el cierre y/o disminución del tráfico de páginas de enlaces similares a SeriesYonkis", remarcando la necesidad de "realizar cuantas acciones sean razonables para que, desde organismos públicos y privados, se inicien acciones de diferente índole" contra los sitios de descargas de la competencia. De esta forma SeriesYonkis debilitaría a sus rivales mientras siguiera ofreciendo enlaces de descarga, con la esperanza de haber eliminado (o como mínimo dañado) este tipo de sitios cuando ya se hubiera integrado en Filmin.
De acuerdo con el relato de El Confidencial, esta asociación se vino abajo cuando la Ley Sinde-Wert fracasó a la hora de eliminar de un plumazo los sitios de descargas tal y como temía Alexis Hoepfner, administrador de SeriesYonkis, tras lo cual decidió mantener los enlaces y abrió otros portales de descargas para ampliar su cuota. El asunto terminó en la justicia y sin fusión, pero de haber salido adelante podría haber cambiado de forma significativa el panorama de las plataformas de streaming en España.
Yo creo que no les hubiera funcinado, pensar que por ir poniendo una de cal y otra de arena...
Fixed.
Lo que repitieron en esa reunión por encima de todo es la "exagerada" base de datos de clientes que tenían para "compartir" y ahora leo esto y me quedo loquisimooo.
A paladas
Al cabo de unos años se ha impuesto algo de cordura, con los servicios de vídeo bajo demanda ha quedado claro que el problema no era que el usuario no quisiera pagar por los contenidos, es que o no estaban a un precio asequible o, directamente en algunas ocasiones, no tenían ni la opción.