El hacha clavada en tierra, los escudos resuenan, los tambores tocan a guerra, la batalla no cesa.
Tan persistente como las propias murallas de Troya, tan fuerte como el gran Aquiles y tan omnipresente como el mismo Dios.
Siento su aliento en mi nuca, señal de su acoso contínuo, la batalla no cesa.......
Siento como me amarra las piernas, como me baja suavemente los párpados.
Su incordiante presencia evita en mí cualquier reacción posible, las señales de mi cerebro son del todo inútiles.
Ambos alzamos la espada, castigado por sus golpes aún saco aliento para hincar la rodilla y levantar mi acero de nuevo, pero la suya esta forjada en oro y me ciega su reflejo.
En un rincón de mi imperio me visita a diario, y no empuña precisamente una bandera blanca. Otra lucha encarnizada se encarta. Los escudos ya resuenan.........
No es una historia de amor, ni de desamor. Es tán solo la historia de un desafortunado guerrero al que este poderoso enemigo le ha arrebatado la conciencia.
Desde el rincón de su imperio, este guerrero sabe que con esta lucha eterna no verá nunca la primavera, no será más testigo de un amanecer, no volverá a respirar la fría y pura brisa de la mañana, y desde su ventana no se huele tampoco el tempranero despertar del mar. Pero si alcanza a escuchar de nuevo los tambores tocando a guerra..........
Si siente de nuevo el pesado aliento de su enemigo en la nuca....
Si siente como sus párpados pesan.....
Si siente como sus piernas no responden......
Siente tener que sentir como esta hija de puta le gana día tras día la batalla. Pero mañana, para cuando el gallo cante, la estaré esperando................
...................Declaro la guerra a la pereza.
Saludos, ArkL!vE.