Ahora me encuentro en uno de esos momentos en los que piensas, ¿para qué seguir adelante? Aquella persona que hacía que me levantase sonriendo cada mañana me acaba decir que no. No quiere nada conmigo. Sin embargo, yo no dejo de pensar en ella.
Hace tiempo que me gustaba. Normal pensareis. También hace tiempo que quería decírselo. Pensaba lo que repite todo el mundo: "No tienes nada que perder. Díselo". A todos esos, les digo: ¡Y una mierda! Tienes esperanza. Esperanza de que cuando te sinceres con ella te diga que tú también le gustas, de que acabéis juntos y seáis una pareja. Ahora ya sé que eso nunca pasará. De que todo lo que llevo soñando los tres meses desde que la conozco son sólo eso, sueños, una fantasía.
Pese a todo aún queda algo de esperanza. Esperanza de que consiga olvidarla. Esperanza de que encuentre a alguien que me gusté tanto como me gusta ella. Y lo más importante de todo. Esperanza de que cuando yo le diga que me gusta ella me responda: "Tú también a mi".
