Después de un largo y duro camino
aquí decido descansar,
llega el final de un ciclo,
el final de una historia.
Aquí, yaciendo en el frío suelo de la calle,
miro mi reflejo en la luminosidad de un charco,
veo un hombre demacrado, destrozado,
despilfarrado de todo y hambriento de nada.
Soy lo que soy,
NADA.
Ya no tengo fé, ni en mi mismo,
no tengo hambre de vida, de historias;
tengo ilusión de morir.
Llega el inicio de nuevas etapas,
etapa en la que yo no estaré,
yo me voy, esta crueldad es vergonzosa
es deprimente, increíble.
Soy pobre de alma y de ser.
Doy lo que doy,
TODO.
Dí toda mi vida a la sociedad,
la sociedad me dió a mi la vida que tengo,
miseria, frío, sed y hambre.
Vivo debajo de unos cartones
en la puerta de un cajero automático.
Duermo con un ojo abierto, por lo que me pueda pasar.
Don Dinero me mató, mi ser me traicionó.
Cegado acepté y mísero me quedé.
Estoy donde estoy,
EN LA CALLE.
Sigo mirando ese reflejo, veo mi ser como si
de otro se tratara, veo la vida más cruda, más dura e insociable
Veo pobreza y tristeza, Tú verás basura, verás mal olor,
pero detrás de esos trapos y suciedad que ves, se esconden
personas, se esconden sentimientos, se esconde amistad,
inteligencia, dolor y amor.
¿Qué puedo hacer para que te des cuenta?
Hoy soy yo, pero mañana...
salvese quien pueda, y el que no que se una.
Yo le daré cobijo en mi humilde cartón, yo le daré parte de mi pan duro.
YO LE QUERRE.
Moraleja: Sé feliz, haz un reparto equitativo de la sociedad y la riqueza.