El guardián del Destino VII: Magia

El rostro de Karib se contrajo de tal manera que ni él mismo comprendió como había podido hacerlo. Un ardor empezó a subirle por el estómago hasta alcanzar su boca. Fue en ese momento cuando pudo asimilar las palabras que había dicho aquel individuo. Le habían descubierto. Todo el esfuerzo que había realizado para ocultarse no había servido para nada gracias a su magnifica idea de verles el rostro. Con sumo cuidado volvió a la posición en la que estuvo escondido pocos segundos antes y dejó de respirar. Debía de permanecer oculto y no podía permitir que le viesen, pero su escondite no era lo bastante grande como para ofrecerle un refugio seguro.
Desde el punto de vista que tenía pudo ver como dos de los hombres comenzaban a registrar los lugares más cercanos mientras el tercero se mantenía aparentemente pasivo. Deseó con todas sus fuerzas hacerse invisible, sin embargo eso no parecía que le fuese a servir de mucho, debía de actuar, pero veía con resignación como poco a poco la distancia que les separaba disminuía rápidamente. No sabía qué hacer ni como reaccionar. Todavía estaban separados por una distancia que, en caso de echarse a correr, le daría algo de ventaja. Después de todo él era más joven que ellos y podría dejarles atrás sin muchos problemas.
Se preparó para salir corriendo hacia la entrada del palacio a encontrarse con Allen. “¡Allen!”, pensó Karib en ese mismo instante. Qué había ocurrido con él, porque se suponía que debía de vigilar que nadie se acercase. Seguramente se habría entretenido o distraído con algo. Pero, ¿y si le había pasado algo? No podía esperar más. Aquella situación se le escapaba de las manos. Bueno, hacía rato que la había perdido de vista, pero ahora más que nunca. Debía de salir en busca de su amigo antes de que fuese demasiado tarde, sin embargo en el mismo momento que intentó moverse un poco para salir con el mayor impulso posible una sensación extraña recorrió su cuerpo. Era un cosquilleo que le comenzaba a intranquilizar. Comenzó por los pies y poco a poco se fue desplazando hacia las rodillas. El muchacho comenzó a inquietarse al ver que su cuerpo no le respondía. Parecía como si inconscientemente supiese que debía quedarse lo más inmóvil posible ante aquello. Para su pesar, esa sensación comenzó allegarle al estómago y siguió su trayecto hacia el pecho. Su respiración comenzó a disminuir poco a poco hasta convertirse en apenas un leve movimiento de aire. El sudor le recorría toda la frente y se sentía verdaderamente agotado con aquel esfuerzo que estaba realizando. Nunca antes había sentido tanto miedo ante una persona ni había reaccionado de esa manera al verse en un apuro de esas características. El cosquilleo terminó por llegar a lo que parecía su destino, subiendo para ello por el cuello hasta llegarle a la cabeza. Entonces no pudo resistir más y sus pulmones soltaron casi todo el aire que habían aguantado durante aquellos momentos. El cosquilleo cesó de inmediato. Su cuerpo volvió a reaccionarle como él quería, sin embargo aquellos personajes se encontraban demasiado cerca como para echar a correr. En ese mismo instante descubrió que había perdido de vista al joven misterioso. A donde podía haber ido.
Son imaginaciones mias o posteas uno aqui y otro en el recopilatorio?. ein?

Esta semana prometo leerme todos y comentartelos antes de irme de vacatas.

Saluditos.
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