La Verdad de Prometeo-Capítulo 2

II


Theis miraba por la ventana con la mirada perdida en las infinitas estrellas, algunas grandes y potentes, fijas quimeras testigos del tiempo, otras centelleantes, seguramente planetas lejanos o naves de comercio. A las diez en punto se abrió la puerta y le avisaron que todo estaba preparado ya. Cruzó el extenso pasillo columnado y se internó en la enorme sala de reuniones. Allí la esperaba los doce integrantes del Consejo Gubernativo. Theis se sentó en el sitio de Daev.

-Nos hubiera gustado hablar con Daev antes de que partiera- Empezó Graham Stud, el segundo miembro más anciano de todo el consejo.

-Lo entiendo, pero Daev insistió mucho en el secretismo y la celeridad con que debía llevarse todo esto. Hace una semana que partió y solo nos queda la esperanza de que consiga algo.

-¿Pero de verdad vamos a hacerlo?- Insistió Goomtuhk, un poderoso financiero enriquecido por las provisiones que podía pasar de contrabando. Era increíblemente gordo y su cara se asemejaba demasiado a la de un cerdo.

-Eso la teníamos hablado- Apuntó el hombre que se sentaba a la derecha del financiero- el tratado de paz es injusto. Primero empezaron con las restricciones de armamento, después con el racionamiento de las provisiones filtrando tan solo los recursos que a ellos les interesa. ¡Y ahora esto! Es inconcebible relegar seis de los doce puestos del Consejo para supervisores ádahas, con derecho a veto encima.

Hubo grandes murmullos en la sala de reproche excepto por parte del financiero que callaba a un extremo de la mesa.

-No vamos a cederles ni un solo sitio aquí- Apuntaba el más anciano

-¡Tenemos que ir a la guerra!- Restalló otro, y todos comenzaron a aplaudir

-¡Cállense!- Gritó Theis- Daev no solo va a ir allí con motivos bélicos. Si es posible evitar la guerra lo haremos. Lo importante ahora es ocultar el mayor tiempo posible la existencia de la baisa de Henry. Eso rompe esencialmente el Tratado y nos exponemos a una ocupación.

-¿Dónde la guardan, doctora?

-Eso no puedo decírselo Goomthuk, ya lo sabe. El consejo aprobó la custodia por parte...

-Doctora Theis, será mejor que lo deje. Creo que todos coincidimos en que es bueno que el consejo sepa el paradero de la baisa.

Theis bajó la cabeza y deseó que Daev estuviera allí. Se estaban aprovechando y en los minutos siguientes los doce hombres la gritaban e increpaban para que se lo dijera.

-¡Doctora! Es una cuestión de seguridad. Haga el favor de decirlo.

-Se encuentra en un templo a setenta kilómetros al suroeste de la capital. Enterrada bajo la imagen de Prometeo.

Goomthuk restalló en una sonora carcajada ante la incomprensión de los demás. Apretó un botón de su brazalete y las puertas se abrieron con un sonoro golpe. Veinte soldados ádahas entraron rápidamente en la sala y encañonaron a los miembros del consejo excepto a Goomthuk. Después entró un hombre bajito y corpulento que se dispuso a leer un informe:

“Por tratar temas en contra del imperio, por urdir planes para tratar de romper la imposición económica, por guardar, custodiar, proteger y ocultar del imperio ádahas un objeto que rompe las leyes del tratado de paz redactado y firmado por Henry Hassman en lo que supondría la victoria final que daría el poder y control de todas las tierras civilizadas a la raza ádahas el ejército se toma el derecho de ocupar Sía y eliminar a todas aquellas personas que se opongan a este hecho”

Se apartó de la puerta y dejó entrar a un hombre ataviado con lujosas ropas. Se trataba del Hermano Superior que tendió la trampa a Henry para alzarse con el poder de los suyos. Entró con una sonrisa que le cubría toda la cara y mirando de forma victoriosa a la Doctora.

-Lo supusimos desde un principio Theis. Nada se nos escapa. Ahora vamos a ir fuera y vamos a tener una importante conversación en la que espero que usted colabore.


Los progresos técnicos que habían hecho durante los años de restricción económica en relación con las naves habían sido asombrosos. No solamente por haber fabricado armas y haberlas escondido de los supervisores, también por la rapidez y eficacia de las mismas. Cuando la necesidad aprieta, el ser humano agudiza el ingenio. Daev y su comando llevaban ya casi seis semanas viajando. Primero tuvieron que pasar dos controles de comercio ádahas que pasaron con facilidad. Tuvieron que hacer escala en uno de los satélites de Neptuno, para esperar a que un enorme contingente de naves militares pasara de largo, después giraron directos hacia el este rumbo a los anillos exteriores cerca de los planetas Eneas I y Eneas II, donde la Federación fabricaba genéticamente los soldados y los colonos que mandaba a la guerra con el Enemigo.

Les explicó con detenimiento como iban a desarrollarse las cosas.

-Cinco os quedareis en la nave como grupo de apoyo. Recordad que no debemos utilizar la fuerza. Nuestros medios son escasos y nuestra necesidad es grandiosa. Sargento Huk, usted y sus cuatro hombres vendrán conmigo. Si los que se quedan en la nave no reciben noticias nuestras entran en acción. ¿Comprendido?

Tras las respuesta afirmativa Daev, el sargento y los cuatro soldados se colocaron los trajes de lanzamiento. Once horas después el piloto dio la señal de contacto visual.

-Atención grupo 1- Se abrió la puerta de lanzamiento tras la despresurización y se lanzaron sobre el planeta. Sintieron el calor lamer sus trajes cuando entraban en la atmósfera, bastante más dura y pesada que la de los planetas humanos. Cuando entraron abrieron los paracaídas. El planeta era tremendamente inhóspito, sin señales de vida. Se encontraba justo en el centro de los anillos exteriores.

-Daev, ¿está seguro de que era aquí?

-Aquí me dijeron, sargento.

-¿Y ahora qué?

-Esperar, supongo.

La respuesta tardó en llegar tres días. Durante ese tiempo los hombres de Daev estuvieron en contacto con la nave y exploraron los alrededores. Tardaron en encontrar el campo de batalla. Se trataba de una enorme extensión de tierra verde en las que el musgo y la vegetación habían cubierto las naves y los vehículos. Pero las formas, una vez visto, eran inconfundibles. Miles de naves se esparcían por aquí y por allá semienterradas y destruidas. Miles de armas, de equipamientos y de huesos. Era lo que quedaba de la última batalla que libraron la Federación y la especie alienígena que vivía más allá de los anillos exteriores. La raza a la que habían denominado El Enemigo.



Tras el alzamiento de Henry al mando de los ádahas ya casi no había habido noticias de la guerra contra el Ellos. Recordó que en una de las retiradas de la Federación se destruyó el planeta donde vivían los padres de Jihe. Sintió dolor y odio hacia Jihe, y pena por haberle perdido.

A los tres días, cuando la tercera luna estaba en su punto más alto y ya despuntaba la cuarta en el horizonte del cielo bajó una estrella, o lo que durante todo el tiempo habían creído que era una estrella. Bajó lentamente ante la fascinación de Daev y se posó varios metros más allá del campamento. La luz que la rodeaba se apagó y se vio una perfecta esfera de un metal verdoso que se abrió lentamente. El interior era luminoso y cegó a Daev. Sus hombres dormían y no se despertaron ni siquiera con las voces de ser que bajaba hacia Daev.

El humano se giró para avisar al sargento

-Daev, no se moleste. No van a despertar. Usted también está dormido- Daev no dijo nada, y cuando iba a preguntarle con quién hablaba al final no respondió

-Sus hombres no escuchan nada raro, todo esto solo está pasando en sus sueños

-Entonces, ¿solo estoy soñando?

-La nave ha bajado en realidad, y yo he descendido en realidad, y cuando suba subirá en realidad. Pero usted está dormido. Y yo le hablo y le muestro todo esto mientras usted duerme. Ahora haga el favor de levantarse y despertarse.

Daev tardó en reaccionar pero al final se levantó y abrió los ojos. El choque fue brutal. ¡Ya se encontraba dentro de la nave! Era muy sencilla, no más grade que un cuarto de baño standard. No había habitaciones, solo los controles y una mesa con dos sillas, sobre una de las cuales esta el dueño de la voz que había escuchado en su sueño.
Veo que empiezas a liarla pronto... no nos has dejado ni un respiro XD XD

Bueno... así se pone interesante... a ver como lo resuelves y.... ¿de quién será la voz? ¿de Henry?... a ver qué pasa XD XD
[babas] Esto marcha... mucho más largo, muchos más datos... u como dice Vadin, ya estamos liamos. Jolín, cuando pillé el Páramo lo lei casi de un tirón... esto es una lenta agonía... via viajá nel tiempo hasta que lo hayas acabado y así lo leo to de golpeeee [carcajad]

Opinión personal: FRANCAMENTE [sonrisa]
Está muy bien, aunque la primera frase del primer párrafo se me antoja muy larga. quizás eliminaría alguna coma y pondría un punto. te sigo con interés! saludos"
Bueno, es un libro talmente cinematográfico, a mi modo de ver, me estoy imaginando cada secuencia por las descripciones que haces, y con el diálogo generoso que metes, se podría hacer una peli mu güena. :).

Saludos, por cierto, creo que intuyo de quién es la voz... ya veremos si es así. :)
[babas][babas]

Juer tio. Qe jodido mas dejao, ¡¡quiero seguir leiendooo!!

Lo de meter a los..... humm, me parece cojonuo. A ver que nos tienes preparado.

Respecto a lo que dice Prado yo más bien diría que la que es un poco larga y casi me da algo leyéndola es lo que lee el tipo que entra en la reunión. Yo he intentado leerlo como si fuese el "hombre bajito y corpulento" y maogaba....... [tomaaa]

Ya ta.

Suiendo asinnnnn.....(diga si )
genial " fidias" :)
está muy pero q muy bien

en el primer capítulo me liaste un poco pero aquí ya parece todo algo más claro y me has enganchao ( he de reconocer q me ha costao empezar a leerlo, pero cuando me lei el primer párrafo seguí palante ^^ )

felicidades y nos e ves
Buenas Demiurgo, es la primera vez que leo algo tuyo y la verdad me ha encantado :D
Me he leido el prologo y los dos primeros capitulos y me esta enganchando seriamente la historia. Ademas en la linea de la ciencia ficcion, tal y como me gusta
Espero impaciente el tercer capitulo!
7 respuestas