Ayer vi un gatito (Thirty four)

—Ayer vi un gatito.
—Lo sé, ya me lo comentaste.
—Estaba solo… puede que hambriento. También triste y enfermo: sus maullidos (“miaaau… miaaau”) eran muy suaves, apenas audibles; y yo me aparté. Porque siempre me dijeron que los gatos hambrientos se vuelven rabiosos.
—¿Te atacó?
—No, bueno… sí, pero no con sus uñas.
—¡Ouch! Eso duele…
—Sí…
—¿Y no le diste de comer?
—No… tampoco llevaba nada encima. Decidí irme pero me giré varias veces para ver qué hacía. Primero quiso cruzar la carretera y un coche casi lo atropella… y luego se fue a una zona de mesas de ping pong donde jugaban dos tíos. Andaba muy despacio, daba una pena… Los tíos pasaron de él (yo estaba a unos 200m), luego no lo vi más, supongo que se quedó detrás de un árbol descansando, o así.
—Vaya…
—Sigo pensando en él.
—Ve a verle.
—No puedo.
—Entiendo.
—¿De qué sirve sentir y quedarse de brazos cruzados?
—¿A mí me lo vas a decir? Ja, ja…
—Si no es a ti, ¿a quién?
—Escucha, hiciste bien al irte. Unos minutos más y te lo habrías llevado, estoy seguro. Luego ya tendrías un pretexto para llevarte cualquier otro animalito a tu casa, hasta que se convirtiera en un refugio oficial, no pudieras pagar la hipoteca y te quedases, tú, en la calle. Entonces ya podrías maullar y suplicar en mil idiomas, que nadie te acogería.
—Es duro, pero sí, tienes razón. Lo mismo pensé. ¿Pero qué hacemos con los sentimientos?
—A veces es mejor dejarlos en casa.
—Eso sí es cruel.
—La vida lo es más. Alguno le daría una patada a ese gato y lo haría volar por los aires. Pensaría que no sufre, que ya está muerto, o vete tú a saber. ¿Tendría culpa en hacerlo? Sí y no, es un acto feo pero no tiene conciencia que le diga que está mal.
—Joder…
—Vamos, no te sorprendas.
—Lo que más pena me da es que se muera de hambre: es demasiado doloroso.
La segunda voz le hace atender:
—¿No has pensado que puede que cace un ratón, recupere el vigor y sobreviva? ¿O que alguien le haya ayudado a rehacerse un poco? Te sientes mal por el efecto espejo, supongo.
—Era muy bonito: de color grisáceo con manchas negras y blancas. Parecía de buena familia, y era bastante pequeño. Seis meses quizá.
—¿Crees que puedes engañarme?
—No, no lo creo.
—Sentiste que eras el gato, ¿verdad? Vamos, dime.
—Puede. Pero yo cacé un ratón.
—Entonces seguro que él también lo hará. Deja ahora, de pensar en sus ojitos vidriosos.
—Vale. ¿Y sobre los sentimientos? ¿No es demasiado drástico dejarlos en casa?
—Llévalos de complemento, en la cartera, o en el bolso, si utilizas.
—Normalmente voy con las manos vacías.
—En ese caso, coge un puñado y llévalos en el bolsillo. Úsalos solamente en caso de necesidad, o de lo contrario, si los malgastaras, no podrías ayudar a alguien que estuviera realmente en apuros.
—Sería injusto.
—La vida es así.
—Supongo que quieres decirme que los lleve siempre, que no puedo dejar de ser quién soy, aunque crea que es lo mejor.
—Los hombres buenos solamente lo son cuando actúan.
—Cuánta maldad pues…
—El mundo está lleno.
—Oye…
—¿Sí?
—… ¿me habrías recogido si fuera el gato?
—No lo sé. Seguramente me habría alejado, porque me enseñaron que los gatos hambrientos se vuelven rabiosos.
—Vaya.
—Pero te habría deseado mucha suerte, pequeño tigre.
—¿No te habría dado pena?
—¡Claro que sí! Y habría sufrido mucho, pero eso no quitaría que tú siguieras hambriento…
—¿Eres un hombre malo?
—No se me da bien la metafísica. Creo que no lo soy, pero podría ser mejor. Aunque mejor no tendría que significar más débil, sino al contrario. Un hombre mejor, es un hombre cruel, un hombre egoísta, y que sólo mira por su rebaño, no por el ajeno. Es el que sobrevive.
—Entonces prefiero ser malo.
—¿Y morir…?
—¿Y vivir de esa forma merece la pena?
—La prueba está en que así sucede desde hace centenares de miles de años.
—Pues vaya mierda.
—Puedes ser altruista, por supuesto. ¿Pero le darías comida a un extraño antes que a tu familia? ¿O a tu mejor amigo antes que a tu propia sangre? A eso se le llama sacrificios… y cuando has hecho unos cuantos y crees que eres insensible, cuando crees tener la falsa ilusión de que eres impenetrable, algo nuevo te descubre que no. Como por ejemplo, tu gatito.
—Seguro que habrá cazado algo.
—¿Por qué no vas a comprobarlo?
—No sé…
—Te recomiendo que no intentes engañarte. La mentira parece el camino más corto, sin embargo, está llena de desvíos que conducen a ninguna parte, y si mientes mucho, nunca podrás volver y retomar el camino correcto. Lo peor que puedes hacer es entrar en conflicto contigo mismo.
—¿Omisión de socorro?
—Ja, ja… Sólo era un gato.
—Eres cruel.
—No menos que tú. Tu conciencia está limpia, no te preocupes.
—Quiero creerte. Ayer vi una paloma aplastada en un paso de cebra, no me importó verla. No maullaba.
—Yo tampoco maullo, ¿no te importo?
—Ya estaba muerta, las palomas ensucian, son feas, y estúpidas.
—También lo son las personas, mucho pero que mucho más estúpidas.
—Y nos creemos mejores, tiene gracia. Mejores que el resto cuando somos la razón por la que el mundo esté al borde de la extinción.
—Caray, suerte que habías tomado el camino del optimismo.
—Es que es así, en pocos años, no habrá árboles, ni agua potable, ni comida.
—Disfruta ahora que puedes.
—Me gustaría tener un gato, pero no quiero responsabilidades. No voy a ser la razón de la felicidad ajena, nunca más.
—Selo de la tuya.
La primera voz se dispone a irse.
—¿Te acompaño?
—No, iré a dar una vuelta, pero no por La Devesa, ya sabes.
—Ajá. Entonces, te esperaré aquí, en un rinconcito y sin hacer ruido.
—Hasta ahora.
—No vayas ahí.
—No… te prometo nada.
Has creado algo filosóficamente entrañable a partir de... nada, ¿o todo? Verás, hacia la mitad del texto me decepcioné un poco, cuando dices que "la vida es así", maldita frase, ya sabes que me odio cuando se me escapa. Supongo que es imposible no pensarlo rodeados de este mundo que nos lo susurra a cada latido. He echado de menos los sueños, el imposible, la mágia en la que, demasiado a menudo, me haces creer mediante tus textos. Me ha encantado la metáfora de los sentimientos, de los bolsos, la carteras y los bolsillos. Y tienes toda la razón del mundo, porque si se llevan en la mirada, en las palabras y en los gestos terminamos destrozados y con el corazón hecho pedazos, porque son visibles, demasiado visibles y desprotegidos. Pero a algunos, no nos queda otra opción, porque son lo que nos mueve cada día.

DeFT, me gusta mucho ver como no pierdes la escencia, con vocabulario delicado, sencillo a la par que cultamente informal y cotidiano. Cada texto que subes es novedad, sin perder tu marca. A los mejores se les caracteriza por algo y a ti, se te distingue claramente.

P.S.: Yo me lo quedaría, en mi caso es gris, tiene los ojos del color de la esperanza y no para de ronronear.
Con esas cosas que me dices, yo también te recogería a ti... (:
Me ha gustado mucho la temática pero, al contrario que Plaff, me ha gustado más cuando eres duro y realista que no cuando eres un soñador. Me gusta, pero encuentro brechas, a veces haces trabajar al lector y a veces nos lo das todo masticado, o almenos, es la sensación que percibo, como si estuvieras cambiando contínuamente de marcha. Lo veo maduro, trabajado y esto me gusta. Voy a leer los otros hilos (tienes muchos) e intentaré comentar sin repetirme :)
Recuerdo cuando leí los cinco primeros renglones. No imaginaba que podía salir algo así....ya no por la rapidez con que lo escribiste puesto que en apenas unos minutos convertiste cinco líneas en un relato de importante significado y bueno, la verdad es que lo esperaba porque no es que me supieran a poco ya que solo en ese inicio se dejan entrever muestras diarias de ataques hacia las personas, ataques que duelen y que no que no tienen por qué ser precisamente físicos. Por lo tanto, me diste un gran adelanto.

Sin embargo como te digo, el resultado de este relato ha sido sublime y me ha encantado por varias razones: tus diálogos internos que son verdaderamente increíbles, las metáforas que utilizas y la originalidad de la historia una vez más porque pueden haber mil cosas que al salir a la calle nos entristezcan y nos hagan reflexionar sobre la vida, la sociedad que nos rodea y los despilfarros pero tú elegiste al gatito o quizá fue el gatito el que te eligió a ti. Sea como fuere gracias una vez más por convertir la acción más cotidiana y el gesto más usual en arte, en reflejos de sentimientos y emociones pero sobre todo gracias por tus aportaciones literarias ya que siempre me ha gustado leer historias que no me dejen indiferente, sino que me hagan pensar y valorar todo lo que tengo.


Un besito.
No sé muy bien qué decir. Sigues hablando contigo mismo redundando en la cruel vida. Y sigue gustando, jajaja. Buen trabajo DeFT.
Genial DeFT [plas] .......a mi particularmente me gusta mas esta forma de relatos que los crueles, el vocabulario culto y las palabras dulces mezcladas con la metafora se te dan muy bien para hablar sobre la realidad de la vida, me gusta leer algo que me deje alguna moraleja o enseñanza y tu tienes una excelente forma de hacerlo, se nota que eres un buen hombre con principios y razonamientos logicos a cerca del mundo en que vivimos....

gracias por seguirnos deleitando :)


PD-->Gracias por la aclaración que me enviaste por MP eres muy caballeroso...no te habia leido porque estaba muy ocupada en mi trabajo...apenas logro tener un respiro y ak toy comentandote

Un abracito
6 respuestas