Es algo nuevo. Pero es algo que se repite. Cada vez.
Te conozco bien, muy bien. Pero cada vez que te veo me enamoro de nuevo. Más. Cada vez que quedamos, siento algo dentro, esa excitación y nervios que sé que he sentido más veces contigo al tenerte cerca, pero que siento otra vez y como nuevos.
Admiro tus ojos, contemplo tus labios y tu cuerpo, que sé que conozco con detalle, se me aparece -cada vez- como un misterio que deseo descubrir. Tu voz, cada sonido que sale de tu boca me cautiva una vez más, cada vez. Tu aroma me atrapa y lo busco una vez más, cada vez.
Te deseo como si mi deseo de tenerte nunca se hubiera cumplido. Me gustas porque te conozco y aun así, cada vez es como descubrirte y asombrarme de cómo eres y de cómo me gustas. Una sorpresa como no hay otra y que, sin embargo, se repite cada vez que te veo.
Como cada vez también, al separarme de ti, ya te echo de menos. Ya me falta todo lo que de ti conozco, todo lo que sé, todo por lo que me gustas, te deseo y te quiero. Y te amo. Sé que lo siento. Sé que lo tengo aunque me faltes y sé, también que al volver a verte todo eso no existirá y será nuevo aunque exista.
Como cada vez.