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Bonaqua es un agua mineral natural procedente de tres manantiales: Santolín, Fuencisla y Fuenmayor. El manantial de Santolín está ubicado en la comarca de Bureba, en la localidad de Quintanaurria (Burgos), a 800 metros sobre el nivel del mar. El agua del manantial emerge de un pozo artesano sin ayuda de ningún elemento mecánico debido a la presión ejercida por el terreno. Por ello, BONAQUA es embotellada directamente, sin efectuar sobre ella ningún tipo de tratamiento.
El agua procedente del manantial se caracteriza por ser de mineralización débil y por su bajo contenido en sodio.
Escrito originalmente por Valk
Aunque bueno, esto es como el tema del McDonald´s y la carne de rata. Lo hicieron pero, ¿alguien se acuerda de eso tras una impactante campaña publicitaria?.
Salu2. [/B]
Escrito originalmente por Taras_Bulba
Es España, el Agua Mineral "Delgrifo", es Aquarel o algo así. Si cogéis una botella observaréis que no pone mineral por ninguna parte. Se trata de agua desclorada simplemente.
Escrito originalmente por Musice
Pos a mi me sabe mu bien...
El agua ¿insípida?
Por Daniel Flores
Para leer correctamente este reportaje, debe primero agarrar un vaso -si es de cristal, mejor- y llenarlo de agua. Observe el líquido con atención y huélalo. ¿Nada? Ahora pruébelo. ¿Tampoco aprecia nada? Parece obvio: el agua es incolora, inodora e insípida. ¿Seguro que es insípida? En realidad, el agua es incolora, inodora e insípida en estado puro, pero en el medio natural -en la vida real- el agua dista mucho de ser pura; es decir,
Los primeros en apreciar estas diferencias, como no podía ser de otra forma, han sido los sumilleres, una circunstancia lógica si tenemos en cuenta que el consumo de agua envasada no se encuentra muy arraigado en los domicilios españoles: principalmente tiene lugar en hoteles, restaurantes y cafeterías.
Hasta hace muy poco, en los restaurantes el agua era con gas o sin gas, no cabía otra posibilidad. Sin embargo, los sumilleres comienzan a plantearse si sería necesario contar con una carta de aguas en sus restaurantes, para que el cliente avezado pueda elegir que agua prefiere.
La escena sería la siguiente: en lugar de pedir la carta de vinos y encargar un Pesquera o un Tinto Valbuena, usted solicitará la carta de aguas, discutirá con el sumiller las propiedades de una Perrier, y se dejará recomendar, finalmente, una Font Vella, de sabor mineral agradable, fresco y ligero.
Es un camino que el vino ya recorrió hace un par de décadas, cuando los restaurantes abandonaron la santísima trinidad del blanco, rosado o tinto para discernir entre mil sabores, olores, matices y, por supuesto, precios, un mensaje de diferenciación que el consumidor abrazó con entusiasmo.
En cualquier caso, no parece que el agua vaya a alcanzar las cotas de sofisticación del vino. Por un lado, y aunque nadie duda ya de que una oferta variada es imprescindible -cinco o seis aguas con gas y otro tanto sin gas-, los sumilleres se muestran reacios a incomodar al cliente con una nueva carta, que se uniría a las ya habituales cartas de vinos o de postres.
Por otro lado, si el consumidor tiene alguna preferencia, suele mantenerse fiel a un tipo de agua y no varía con facilidad su elección. Es decir, comparará los matices -más fina, más salina, más ligera, más fresca- y seleccionará una marca que difícilmente abandonará ya; el objetivo de las marcas de agua estriba por tanto convertirse en esa opción preferida.
Porque no debe creer que esta discusión sobre el sabor del agua se limita a veleidades de sumilleres en restaurantes de postín: el agua arrastra ya a varias multinacionales a competir en un mercado que, por el momento, nadie domina con claridad.
Se trata además de un mercado muy jugoso, ya que España es el cuarto país de Europa Occidental en consumo per cápita de agua envasada, con unos 103 litros por persona durante 2001 según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasada (Aneabe), y el segmento crece mucho más que el resto de bebidas refrescantes -que ya tocan techo en su expansión-.
En cuanto a la producción, España produjo 4.263 millones de litros en 2001, aunque la Aneabe resalta que existen en España 2.000 manantiales y únicamente están explotados 150 de ellos, por lo que hay todavía margen para crecer.
Por ejemplo, hace tan solo unos meses, en julio de 2001, Coca Cola España entraba en ese mercado con la marca "Bonaqua", un agua procedente del manantial burgalés Santolín, y una semana después PepsiCo España hacía lo propio con la presentación de "Aquafina", un agua tratada que se embotella en Echávarri-Viña (Alava).
Otras empresas ya peleaban antes el sector, como el gigante de la alimentación suizo Nestlé -propietaria de las marcas Aquarel, Peñaclara, Perrier o Viladrau, entre otras- o la compañía francesa Danone -que comercializa Aguas de Lanjarón, Font Vella o Evian.
Entre las compañías españolas cabe destacar Vichy Catalán, Solán de Cabras -fusionada con Osborne- o Bezoya -propiedad del Grupo Pascual-, aunque en realidad es un sector muy fragmentado -por ahora-: en España operan, según la Aneabe, 150 marcas de agua.
Para diferenciar unas de otras, debe saber en primer lugar que, según los datos de la Aneabe, el 90 por ciento del agua envasada en España -3.847 millones de litros- es agua mineral natural, mientras que el siete por ciento -298 millones de litros- es agua de manantial y el tres por ciento restante -118 millones de litros- es agua potable preparada.
El agua de manantial es agua subterránea que requiere unos mínimos tratamientos físicos para la separación de materiales no deseables, mientras que el agua potable preparada es sometida a tratamientos físico-químicos para que cumpla los requisitos sanitarios exigidos al agua de consumo público -la del grifo-.
El agua mineral natural, en cambio, es agua de origen subterráneo, protegida de este modo contra los riesgos de contaminación, que se distinguen del agua ordinaria por su pureza original y por su contenido en minerales y otros elementos.
Dentro del agua mineral natural podrá distinguir entre aguas bicarbonatadas, sulfatadas, cloruradas, cálcicas, magnésicas, fluoradas, ferruginosas, aciduladas y sódicas, cada una de ellas con diferentes propiedades nutricionales y, por supuesto, con diferentes sabores.
Por ejemplo, las aguas ricas en sodio y cloruros saben ligeramente saladas, mientras que los sulfatos proporcionan un regusto un poco amargo. La composición del agua derivará de la geología del lugar donde fluye la fuente, al igual que la cantidad de minerales: hay aguas de mineralización fuerte, aguas de mineralización débil y aguas de mineralización muy débil.
Con semejante abanico de posibilidades, en poco tiempo resultará muy pobre limitarse al tradicional "¿con gas o sin gas?" -por cierto, sólo el cinco por ciento del agua envasada en España es agua con gas, aunque en otros países, como Italia o Alemania, es la opción preferida-.
Por si le queda alguna duda, no tiene más que sentarse frente al televisor y contar los anuncios de aguas que se emiten; es la prueba definitiva de que la batalla ha comenzado. Las compañías de bebidas ya no sólo quieren que pidamos agua, sino una marca de agua -la suya, a ser posible-.
Así que agarre de nuevo su vaso y vuelva a llenarlo, aunque está vez no podrá conformarse con el agua del grifo: tendrá que comparar varias marcas y conocer el gusto de cada una. Huela y saboree. ¿Nota ya la diferencia?
Escrito originalmente por palpatine
¿habeis calculado como debe de ser de BURRA la fuente de Fontbella para dar todo el agua que se veve?
Vamos, que yo pienso que tambien es del grifo..(además que para mi sabe a grifo)