Y yo que no había visto éste hilo
En estos días se han dado varios homenajes a fallecidos, pero creo que el de éste hombre merece un respeto mayor dada su entrega y lucha por el hambre y la pobreza del mundo. Este SANTO y lo digo en mayúscula, ha salvado del hambre y la pobreza a miles de vidas, y sin embargo su fallecimiento apenas ha tenido los minutos que debería merecer en los medios como sí lo han tenido otros.
No pretendo flamear ni desmerecer a otros fallecidos, pero al menos quiero poner mi granito de arena para hacer ver a los que no saben acerca de este buen hombre, que su lucha y trágica muerte, no pase desapercibida.
Pongo un pequeño resumen que he encontrado así de rapidez, ya quien quiera saber un poco más ahí tiene google, pero sólo diré que sus conferencias nunca dejaron indiferente a nadie.
A sus 89 años, Ferrer era una institución en la India, país al que llegó en 1952 como misionero jesuita. Desde entonces dedicó su vida a erradicar el sufrimiento de los más desfavorecidos en unos de los Estados más pobres del mundo. En principio su objetivo era completar su formación, pero la pobreza le llevó por otro camino: dar solución a los problemas de los necesitados.
De esta forma puso en marcha iniciativas como «El milagro de dar», que consistía en una pequeña ayuda económica y asesoramiento técnico para obtener agua para los cultivos. Si cada campesino devolvía el préstamo —sin intereses—, el milagro se extendía por toda la comunidad.
Su lucha junto a los pobres despertó la suspicacia de las clases dirigentes y fue expulsado de la India en 1968, tras la publicación de un artículo titulado «La revolución silenciosa» en el semanario de mayor tirada. Sin embargo, 30.000 personas se movilizaron y recorrieron los 250 kilómetros que separan Manmad y Bombay para pedir su regreso. Ferrer se despidió de sus seguidores con la frase: «Ya vuelvo, esperadme».
Y no hablaba en vano. En 1969 regresó con el apoyo de la entonces primera ministra, Indira Ghandi, y se instala en un de los distritos más pobres del país, Anantapur. Tras abandonar la Compañía de Jesús —no quiso regresar a Europa, tal y como le fue ordenado—, crea la Fundación Vicente Ferrer junto a la que será su mujer, la periodista inglesa Anne Perry. Desde entonces trabaja para mejorar las condiciones de vida de las comunidades más desfavorecidas de la sociedad hindú, regida por el sistema de castas. Así, los intocables, los grupos tribales y las mujeres centran su trabajo humanitario.
La Fundación Vicente Ferrer dio sus primeros pasos con sólo seis voluntarios. Hoy son 1.800 trabajadores, el 99% de ellos de Anantapur. Además fue recibido por los políticos radicales con virulencia: «Ferrer vuelve a casa», decían pintadas en las paredes. Hoy le colman de reconocimientos.
Hoy día la Fundación apadrina a 135.000 niños, tiene presencia en 2.000 pueblos y de los cuatro millones de residentes de Anantapur dos y medio se benefician de su trabajo. En 1996 se estableció la Fundación Vicente Ferrer en España para asegurar la viabilidad económica del proyecto: 150.000 españoles colaboran en su misión. Sólo en 2007, recaudó de forma privada 40 millones de euros.
Descanse en paz.