Como últimamente se prodigan por EOL numerosos hilos basados en fenómenos sobrenaturales y similares, creo que los escépticos debemos empezar a crear otros donde demostremos algunas falsedades de fenómenos que se tienen por ciertos sin basarse para nada en una perspectiva racional y científica. OJO que este va para largo.
Para empezar, propongo un tema famoso pero todo un reto para los científicos: el de la Sábana Santa de Turín. A continuación explico lo que es y qué conocimiento científico tenemos del sudario. Posteriormente se refutan algunas de las afirmaciones de los sindonistas (aquellos que estan de acuerdo en que la Sábana Santa envolvió el cuerpo de Jesús con posterioridad a su crucifixión). Después se enumeran algunas de las pruebas científicas que corroboran en cambio que segurmante, se elaboró de manera fraudulenta en Francia en el s.XIV.
Las fuentes se pueden encontrar en diversas webs de escépticos, aunque he aportado mi granito de arena en algunos aspectos.
¿Qué es la Sábana Santa?
El Sudario de Turín —también conocido como la Sábana Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión, junto a otros totalmente atípicos, pero acordes con los hechos relatados en la Pasión. Actualmente se encuentra en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia).
El sudario es rectangular, y mide aproximadamente 4,40 x 1,10 metros. Está compuesto por fibras de lino, entretejidas en punto de escapulario con fibras de algodón. En él aparecen las vistas frontal y dorsal de un hombre desnudo, cubriendo su ingle con las manos. Las dos vistas poseen direcciones opuestas, y están alineadas sobre el plano medio del cuerpo. La cabeza converge hacia el centro del paño en ambas vistas, hasta casi encontrarse. Las vistas se corresponden con la proyección ortográfica de un cuerpo humano.
El Hombre del Sudario lleva barba y bigote, y su cabello —que cae a la altura de los hombros— está peinado con raya en medio. Es musculoso y bien proporcionado, y bastante alto (1.80 m.)
FUENTE: wikipedia
Veamos ahora un poco de Historia:
La sábana santa apareció en la localidad francesa de Lirey en 1350. Su propietario, el caballero Geoffroy de Charny, nunca aclaró cómo había llegado la pieza de lino a su poder; pero financió la edificación de una iglesia para acoger la reliquia: Nuestra Señora de Lirey en 1357. Los monjes encargados de la custodia de la sábana observaron que ésta atraía gran cantidad de peregrinos y, mediante la venta de todo tipo de recuerdos, convirtieron el supuesto sudario de Cristo en un gran negocio.
La actividad de los frailes suscitó las sospechas de Henri de Poitiers, obispo de Troyes, que abrió una investigación y logró averiguar que todo era un montaje. Su sucesor en el cargo, Pierre d’Arcis, escribió en 1389 un largo informe, en el que advertía al papa de Avignon Clemente VII que Henri de Poitiers descubrió el fraude y cómo dicho lienzo había sido astutamente pintado, ya que de esa verdad testimonió el artista que lo había pintado, o sea que era una obra debida al talento de un hombre. Cuando las aguas volvieron a su cauce, Geoffroy de Charny II consiguió que el papa de Avignon, primo de su padrastro, autorizara la exhibición de la reliquia. La documentada misiva de Pierre d'Arcis poco pudo contra tan estrechos lazos familiares.
El engaño, sin embargo, era tan descarado que, al final, el papa de Avignon acabó por reconocer en 1390 que, en el caso de la reliquia expuesta en Lirey, "no se trata de la Verdadera Sábana de Nuestro Señor, sino de un cuadro o pintura hecha a semblanza o representación de la
sábana". A mediados del siglo XV, Margaret de Charny, nieta del descubridor de la reliquia, volvió a difundir el rumor de que el lienzo era la tela que había envuelto el cuerpo de Jesucristo, importando poco que ya lo hubieran negado un papa y dos obispos. Un año después de volver a poner la sábana en circulación, la avispada mujer, que estaba arruinada, vendió la sábana al duque Luis I de Saboya a cambio de un castillo y un palacio. Los Saboya rodearon entonces la tela de un halo milagroso. Propalaron el rumor de que el lienzo era mágico y lo llevaban en los viajes a modo de talismán, pues creían que protegía contra los ataques de los bandidos. En octubre de 1578, el duque Emmanuel Filiberto de
Saboya, que se había propuesto trasladar la sábana a Turín, llevó el lienzo hasta la capital del Piamonte para que fuese venerado por Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. El sudario no volvió a Chambéry y se instaló definitivamente en la catedral de San Juan Bautista de Turín en 1694.
¿Cómo se formó la imagen de Jesús según los sindonistas?
Fue el abogado italiano Secondo Pia el que descubrió en 1898 que el sudario de Turín era un negativo tras tomar varias placas fotográficas
de la reliquia. Pia retrató las manchas que aparecían en la tela y, en lugar de encontrar el negativo que se esperaba y suponía que debía salir, se llevó la sorpresa de encontrarse con un positivo de la cara de un hombre con bigote y barba, melena larga y ojos cerrados: concluyó que era la cara de Jesucristo y que la síndone contenía el negativo fotográfico de un cadáver que había sido envuelto en la pieza de lino. Ahora bien, las manchas de sangre de la sábana son rojas -algo imposible en un negativo- y la barba del cadáver es negra, lo que quiere decir que el individuo supuestamente envuelto en el lienzo era un anciano de barba blanca.
Imagen anterior del “cuerpo” en positivo a la izquierda, y en negativo a la derecha
Imagen posterior del “cuerpo” en positivo a la izquierda, y en negativo a la derecha
Este sería el “rostro de Jesús”, en negativo
Para explicar la formación de la imagen, Pia propugnó la llamada hipótesis del contacto, según la cual la figura se plasmó en la tela debido al roce. Pero si la imagen se hubiera generado por contacto, habría dado lugar a una figura panorámica. Cualquiera puede comprobarlo: si os poneis un simple pañuelo pegado a la cara y marcar los puntos correspondientes a la nariz y las orejas, al seguir el contorno del rostro, la distancia será mucho mayor que la que se recoge en una fotografía y la figura aparecería enormemente deformada.
Una vez rechazada la hipótesis del contacto, también se ha planteado la llamada vaporografía, según la cual los vapores emanados por el cuerpo envuelto en el sudario habrían impresionado la tela. Sin embargo, esta teoría exige que los vapores se proyecten sólo en vertical, ya que en el lienzo existen la vista frontal y dorsal, pero no lateral. El error es similar al de la tesis manejada en los últimos años por los sindonólogos, que afirman que la imagen se formó en el momento de la resurrección, cuando el cuerpo de Jesús emitió una misteriosa "energía" que también mostró preferencia por las vistas frontal y dorsal. Además, desde el punto de vista científico es imposible que un cuerpo emita "energía".
Refutaciones sobre la consideración de que pueda ser un cadáver humano
1-. La imagen supera los 1,80 metros de altura, algo que en realidad sería extraordinario en la Palestina del s.I d.C., pues debido a la mala alimentación y a la falta de productos lácteos, la media de la población estaba en 1.50-1.60 m.
2-. La postura: si fuera anatómica sería imposible. Mientras que en la imagen frontal aparece relajado, con ambas piernas totalmente estiradas, en la vista dorsal está impresa la planta del pie derecho, lo que exigiría que hubiera doblado una rodilla.
3-. En el rostro no hay ninguna simetría y la larga melena no cae hacia la nuca, sino que se mantiene suspendida como por arte de magia. La barba es en la imagen de color oscuro, lo que quiere decir que si se trata de un negativo fotográfico, el cadáver debía tenerla blanca, lo que no concuerda con el color del pelo.
4-. La distancia que separa la frente de la parte posterior de la cabeza ronda los 12 centímetros; es la propia de un ser microcéfalo.
5-. El lienzo de Turín contiene, además, llamativos rastros de sangre. Al envejecer, la sangre se torna primero parda y luego negra. Sin embargo, en la sábana santa, la sangre, que tendría dos milenios de antigüedad, es sorprendentemente rojiza.
Además, la propia existencia de sangre en la tela demostraría, por otra parte, que el sudario de Turín nunca envolvió el cuerpo de Jesucristo. Según la Biblia, a la hora de narrar el enterramiento de Jesús, san Juan escribe: "Vino también Nicodemo, el que antes había ido a encontrarlo de noche; éste trajo una mixtura de mirra y áloe, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en fajas con las especies aromáticas, según la manera de sepultar de los judíos" (Juan 19: 39-40). Es decir, que el cuerpo de Jesucristo fue lavado y perfumado antes de envolverlo en fajas. Si se limpió el cadáver, no tenía que haber rastros de sangre en la mortaja, que, por otra parte, nunca fue una sábana. Además, los discípulos debían haber afeitado el pelo y la barba de su maestro, tal como marcaba la tradición hebrea.
Los análisis de Walter McCrone, probablemente el microanalista forense más competente del mundo, también son interesantes. Y es que cuando analizaba rastros de supuesta sangre, McCrone detectó muestras de bermellón y rojo de rubia, pinturas utilizadas en la Edad Media. A esto hay que añadir que McCrone observó que las partículas de pigmento se hallaban pegadas entre sí gracias a un fijador orgánico, que identificó como témpera al colágeno. Otros especialistas que examinaron después la reliquia llegaron a la misma conclusión: no hay ningún rastro de sangre, sino restos de óxido de hierro.
6-. Las monedas sobre los ojos: también se han querido observar dos presuntas monedas del emperador Tiberio sobre los ojos de la imagen (algo que yo no veo, por cierto). Sin embargo y aunque así fuera, hay que saber que la colocación de monedas sobre los ojos de los cadáveres es una práctica pagana y no se corresponde con la forma de enterramiento judío.
Formación de la imagen, según una hipótesis científica:
A continuación los escépticos plantean lo siguiente:
El lienzo apareció en el siglo XIV en Francia y no hay ninguna referencia anterior, a pesar de que, de ser auténtico, sería la reliquia más valiosa de la cristiandad.
Cabe pensar, por lo tanto, que la sábana fue confeccionada en las proximidades de Troyes por alguien próximo a Geoffroy de Charny con la única intención de atraer a los crédulos y hacer negocio, tal como denunció el obispo Pierre d?Arcis en la misiva que envió al papa Clemente VII en 1389. Teneis que pensar que en aquel momento era muy frecuente la "aparición" de reliquias santas, desde lanzas y griales, a sudarios, coronas, clavos, etc.
Su fabricación pudo ser gracias a la técnica del frotamiento sobre un bajorrelieve, como se hace al poner un pedazo de papel sobre una moneda y frotar con la punta de un lapiz. La técnica medieval del frotado produce imágenes con apariencia de negativos, en las que los altibajos del relieve se corresponden con altibajos en el tono de la imagen. La figura así obtenida tiene, como la del sudario, algunos espacios en blanco rodeando las formas prominentes. Con un pigmento semiseco o en forma de polvo, se consigue también que la pintura no penetre más allá de las primeras fibras, además de no dejar marcas de brocha ni direcciones de hechura, como es el caso del sudario.Una imagen generada por contacto sobre un busto daría lugar a un rostro panorámico, deformado. Sin embargo, si se utiliza la técnica del frotado sobre un bajorrelieve, las menores distancias en profundidad hacen que la figura resultante sea similar a la de la sábana santa.
La prueba del carbono 14 (o la gran prueba que desmontó todo el tinglado)
La datación mediante el radiocarbono fue ideada en los años 50 por Willard F. Libby, que recibió en 1960 el premio Nobel de Química. El carbono 14 se encuentra en todo ser vivo y Libby descubrió que, a partir del momento de la muerte, la cantidad de dicho isótopo se reduce a la mitad cada 5.568 años. Si se conoce la porción de radiocarbono que hoy contiene el cuerpo de un hombre, por ejemplo, y se analiza el cadáver de un ser humano que vivió en el pasado, podrá determinarse cuándo vivió nuestro ancestro.
Eso fue lo que se hizo con el lino del sudario de Turín; pero, para garantizar la validez de los resultados, se hizo por triplicado y sin que los investigadores encargados del trabajo supieran exactamente si estaban datando restos procedentes del sudario, de una tumba nubia, de una momia o de una capa medieval. El cardenal Ballestrero encargó la prueba, que iba a estar supervisada por el Museo Británico, a un laboratorio de Oxford, otro de Arizona y un tercero de Zurich. Las muestras de la sábana se tomaron en la sacristía de la catedral de Turín el 21 de abril de 1988. Después, el arzobispo de Turín y el entonces jefe del laboratorio de investigación del Museo Británico, Michael Tite, prepararon y codificaron las muestras que se iban a entregar a cada laboratorio: una del sudario; otra de una tumba nubia datada entre los siglos XI y XII; una tercera procedente de una momia egipcia de hace veinte siglos, y la última perteneciente a una capa fechada entre 1290 y 1310. Los representantes de los tres laboratorios ignoraban cuál era el origen de cada una de las muestras que les habían entregado.
Antes de analizar las piezas de lino, cada uno de los laboratorios empleo diversas técnicas de limpieza para eliminar material extra. Después, dividieron cada muestra en submuestras y las sometieron a la prueba del carbono 14. El laboratorio de Arizona realizó un total
de diecinueve mediciones; el de Oxford, doce, y el de Zurich, dieciocho. A pesar de emplear distintos métodos de lavado, las tres instituciones obtuvieron resultados similares. Según comprobó Michael Tite, las fechas otorgadas a las muestras de control se correspondían con las esperadas y tampoco había diferencias llamativas en la datación de las piezas procedentes de la sábana santa.
Los resultados de las pruebas de radiocarbono de Arizona, Oxford y Zurich datan el lino del sudario de Turín entre 1260 y 1390 (±10 años) con una fiabilidad del 95%. Estos resultados proporcionan evidencia concluyente sobre el origen medieval del lino del sudario de Turín. Los investigadores rigurosos que habían examinado el sudario estaban convencidos de su origen medieval. Y es que los documentos históricos, la iconografía, los materiales y las técnicas empleadas se bastaban y se sobraban para situar la aparición de la sábana en Francia a mediados
del siglo XIV.
La Iglesia aceptó el veredicto de la ciencia; pero acorde a la necesidad de mantener todo lo que les beneficie, confirmó su
respeto y su veneración a esta imagen.
Como veis, el tema da para mucho y aquí solo he expuesto lo que he considerado más interesante. Espero haber convencido a más de uno, y a los que os lo sigais creyendo podeis refutar lo que digo, pero siempre que me lo razoneis…