—Hey tío.
—Hola…
—¿Ocurre algo?
Tuerce el cuello y lo mira de soslayo—. Nada.
—Venga, puedes contármelo.
—Estaba pensando.
—Ya veo, muy raro en ti. ¿Sobre qué?
—Creo que estoy enamorado…
—¡Me alegro! Ya iba siendo hora.
—… pero hay un problema. Tengo dudas de lo que siento.
—Claro, nunca podemos llegar a la certidumbre absoluta.
—Ajá.
—Bueno, ¿qué te tiene preocupado?
—No puedo decir que la conozca particularmente.
—Uhm… ¿la observas a distancia?
—En cierto modo, sí. Aunque a la vez la siento muy cerca.
El amigo asiente—. Estás muy pillado por lo que me dices. No sabes cómo es en realidad, y te preocupa haber creado una imagen diametralmente opuesta de lo que verdaderamente es.
—Sí.
—Es normal tener miedo. Eso nos pasa a todos. No te preocupes. Sólo tienes que dar el paso, una toma de contacto e irte acercando. ¿A qué se dedica?
—Es actriz.
—Buena profesión. Son bastante abiertos, no tendrás problema. ¿La conozco?
—Puede.
—Y no sé, ¿es guapa?
—Sí, además me gusta en cualquiera de sus roles. Tiene un flequillo muy largo que resalta sus ojos.
—¿Tienes alguna foto?
—Sí, es esta.
—Oh, es guapa, muy guapa. No la conozco. ¿Es famosa?
El joven hace un silencio.
—Hay otra persona.
—¿Otra?
—Sí.
—¿Estás hecho un lío entre las dos?
—Físicamente me atraen del mismo modo. Sin embargo, he observado que por dilemas morales me parece más atractiva una de ellas.
—¿Entonces?
—No querría discriminar a ninguna por un juicio totalmente subjetivo.
—Entiendo. ¿Y qué vas a hacer?
—Eso estaba pensando antes de que me interrumpieras. ¿Alguna genial idea?
—Queda con ambas.
—¡Ja! Ni que fuera tan fácil.
—¿Por?
—Vive y trabaja en estados unidos.
—Ehm… Bueno, ni tan complicado. Al menos dime que sabe que existes.
El joven niega con la cabeza.
—Te gusta el personaje de una act…
—El personaje principal: el genuino.
—Vale. Te gusta el personaje de una actriz americana, que…
—No.
—¿Qué pasa?
—Es australiana, pero trabaja en estados unidos.
—Bueno… Te gusta el personaje principal de una actriz australiana que trabaja en estados unidos y que ni siquiera te conoce. ¡Podría ser mucho peor!
—Lo es.
—¿De verdad? Permíteme dudarlo.
—Sí. Está atrapada en un universo paralelo del que no puede escapar.
