No tengo plaza.[Borrado hasta que haya novedades]Hace cuatro años borré este kilométrico mensaje hasta que hubiera novedades. Como las hay, refloto por si alguien recuerda el hilo y se pregunta en las frías noches de invierno cómo terminó la cosa.
Resumen del resumen:
1- Oposito en 2010 a profesor de secundaria por primera vez. Hay 45 plazas, y cuenta la nota de la oposición + méritos + experiencia de trabajo (cero, en mi caso)
2- Se publica el baremo provisional de méritos. Es correcto, así que no reclamo.
3- Se publica mi nota de oposición. Tengo un 10 en cada una de las tres partes. Con esa nota más mis méritos tengo suficientes puntos para sacarme la plaza 44 de 45.
4- Se publica el baremo definitivo de méritos. Misteriosa e inexplicablemente, uno de ellos desaparece (un seminario al que acudí). Caigo del puesto 44 al 46, el primero sin plaza. Auch. ¿Cuál es el motivo? ¿No estaba homologado el seminario? ¿Le caigo mal a alguien por haber nacido en la comunidad autónoma de al lado? ¿Le cae
demasiado bien a alguien alguna de las dos personas que me han adelantado? ¿Es porque soy negro?
5- Decido hallar las respuestas por mí mismo. Llamo al departamento pertinente y hablo con todo tipo de funcionarios, inspectores, encargadillos y jefazos; reclamo todo lo reclamable. Ni puñetero caso, y cada uno me dice una cosa. Los de mi sindicato, al que además pertenece el seminario de marras, pasan de mí paraolímpicamente, y se limitan a remitirme a su abogado, que no tiene, vamos a decirlo suavemente, ni puñetera idea de nada.
6- Presento recurso de alzada mediante un abogado competente.
7- Casi un año después, la Administración decide estimar mi recurso parcialmente. Reconocen que olvidaron (ejem) contar mi seminario, pero que no me lo cuentan en el apartado de SEMINARIOS, sino en el de CURSOS DE FORMACIÓN.
Curiosamente, ese apartado ya lo tengo lleno, así que no me sirve de nada. La Administración no da ningún motivo para actuar así, supongo que porque queda mal decir que “es pa joder y pa que te gastes dinero y te aburras, so capullo” en la resolución de un recurso.
8- Mi abogado me recomienda a un colega suyo y presentamos un recurso contencioso-administrativo como Dios manda que me cuesta un riñón.
9- Cuatro años después de las oposiciones de 2010 se celebra mi juicio.
Conclusión: llevo cuatro años haciendo el canelo cuando debería tener mi plaza desde el primer día. Eso ya lo sabía sin que me lo dijera nadie, pero es de lo más reconfortante que un juez te dé la razón y además se sorprenda en la propia sentencia de la jugarreta que me ha hecho la Administración sin dar en ningún momento una explicación.
Pues eso: cuatro años. Cuatro años en los que he aprendido mucho como interino pringao y puteao, pero también cuatro años en los que me he tenido que mudar 14 veces, he hecho decenas de *miles* de kilómetros, he sacrificado relaciones personales y he perdido tiempo y dinero volviendo a preparar oposiciones que todavía no han salido. Años en los que no he cobrado durante varios meses, durante el verano o ni siquiera el sueldo completo (como este curso, que estoy a 400 km de mi casa con una media jornada de 800 euros y algo, y haciendo más horas que un reloj con clases de repaso hasta en fin de semana para que me salgan las cuentas). Años en los que he mirado miles de veces mi “correo de las cosas importantes” por si mi abogado me había escrito con noticias y me he buscado a mí mismo cada dos o tres días en el Boletín Oficial por si había salido algo sobre mi caso y no me había enterado.
¿Y cómo le ha ido a mi yo de un universo paralelo en el que no te roban la plaza impunemente? Pues que ha pasado estos cuatro años tan tranquilo, trabajando cerca de su casa de toda la vida y cobrando su sueldo completo, ahora ya con un trienio y todo. Como debía haberme ocurrido a mí, vaya.
Pero bueno, supongo que toca quedarse con lo bueno. La Administración no ha presentado recurso a la sentencia, cosa que podría haber alargado todo esto durante muchos más años. La semana pasada llamé al que lleva los contenciosos en el departamento jurídico correspondiente y me aseguró “con certeza absoluta” que el recurso estaba puesto, así que me da la impresión de que a alguien se le ha olvidado presentarlo en el plazo. Por mí genial. Ahora viene la segunda parte: conseguir que la Administración cumpla la sentencia y me den mi plaza antes del curso que viene, cosa bastante difícil –la sentencia les ordena hacerlo en el plazo de diez días que ya han pasado, así que se estarán limpiando el culo con ella–, y pelear con ellos por toda la pasta y puntos de experiencia que me deben, porque de los daños y perjuicios ya me voy olvidando directamente.
Después de todo este tiempo me queda la sensación agridulce de que por fin la Justicia me da la razón y me devuelve mi plaza birlada, pero no puedo evitar pensar que me podría haber ahorrado muchos problemas, mucho tiempo y mucho dinero si el listo que revisó mi puntuación hace cuatro años hubiese hecho bien su trabajo. Sirva al menos mi caso para animar a otras personas que estén en circunstancias parecidas y vean imposible que un jurado contradiga a la Administración: a veces David vence a Goliat, aunque sea con un
lag de cojones.
Bendiciones y buenas noches.