A ver, ella siempre ha tenido un pronto muy malo, pero nunca ha llegado a este extremo.
Acabo de volver de casa y creo que mi visita no ha sido productiva:
Abro el portal y subo por las escaleras, me planto en la puerta y en vez de abrir con mis llaves pico al timbre, puesto que lo que me interesa es hablar con ella. Abre la puerta un poco (con el cerrojo puesto, ese de la cadena, típico de los pisos antiguos) y me mira. Me empiezo a explicar, diciendo que esto no puede seguir así, que la situación se nos ha ido de las manos, que ha sido culpa de los dos y tal y cual. Veo que se mete para dentro un momento (yo pensaba que me iba abrir) y aparece a los dos minutos y, igualmente con la puerta así medio abierta y con el cerrojo ese puesto, me tira la PSP.
Me da en el pie y claro, imaginaros mi cabreo. La PSP toda desmontada en el suelo (que creo que esta tan rota que ya no tiene solución) y yo me lío a patadas con la puerta, imaginaros la mala ostia. Como está el cerrojo la puerta se va entornando, poco a poco, pero no se abre del todo. Mientras pasa esto lo voy diciendo que está loca y que el piso también es mío, así que no me voy a ir.
Total que dándole patadas pilla y abre la puerta, y yo que iba con toda la rabia a dar una patada al abrir la puerta no le doy a nada y me caigo para atrás. Todavía tengo la marca del cabezazo contra el suelo. En ese momento sale la vecina de enfrente (una jubilada, bastante mayor) que creo que había visto toda la escena (y seguro que ayer también oiría nuestra discusión) y empieza a chillar Delincuentes, que voy a llamar a los MOSSOZZ!!. Esta parte me ha hecho mucha gracia, porque en vez de mossos decía mossozz marcando mucho la zeta final.
Por si alguien no lo sabe la policía de Catalunya son los mossos d’escuadra. Sigo con la historia.
Me pongo a hablar con la vecina y le explico lo que ha pasado, que hemos tenido una pequeña discusión y al final me cierra la puerta en la cara. Me giro otra vez para la puerta de mi piso y veo todos los juegos de la PSP tirados por el suelo y la puerta cerrada.
Al final recojo los juego, le doy un par de patadas más a la puerta chillando CABRONA, CABRONA y me voy de ahí. Tengo llaves pero como tendrá puesto el pestillo ese no puedo entrar.
Vamos, que por la gracieta de volver me he quedado sin PSP. Me da miedo pensar lo que le puede ocurrir a mis otras consolas, pues allí tengo la X360, la DS, la PS2 y la Game Cube.
Creo que esta tarde intentaré de nuevo, pero voy a entrar en el piso, que para algo es mío también.