Llevamos años en una crisis del sistema que muchos piensan que es una estafa. Muchos ciudadanos cuestionan las instituciones ya que no ven que defiendan el interés general de la mayoría. La clase política es permanentemente criticada, el bipartidismo reinante comienza a hastiar al electorado e instituciones públicas como la policía gozan cada vez de mayor impopularidad. El paro, la corrupción y el malestar social hacen mella en una población que siente roto el contrato social que unía a un país dentro de un proyecto común. Eso hace cuestionar al ciudadano su realidad diaria y tangible. Por qué tenemos que tener un Rey? Por qué deben gobernar siempre el PSOE o el PP? Por qué las clases adineradas y las grandes fortunas no pagan más impuestos? Por qué tengo que pagar yo el rescate a los bancos? Por qué dicen que “he vivido por encima de mis posibilidades” si es mentira?
Los medios de comunicación ofrecen información a la población para que contenidos de todo tipo lleguen hasta su conocimiento. Incluso pueden pensar por el ciudadano, lo cual es más lucrativo para sus intereses. Los grupos de comunicación propiedad de grandes empresas defienden sus intereses dentro de marcos legales que les propician audiencia y áreas de influencia, poder en definitiva. Es un sistema que se retroalimenta de intereses, provechos y lucros.
Hasta hace poco los mensajes más institucionales los defendían la mayoría de las ocasiones desde medios públicos y los privados con más éxito. En TVE ofrecían un documental del Rey y en la revista Hola hablaban maravillas de unas simples vacaciones estivales. No obstante estas medidas han ido mutando, como la sociedad ha ido madurando y siendo cada vez más consciente de su realidad existencial y de la importancia de ciertos agentes en su vida cotidiana.
Hay dos grupos de comunicación que controlan la TDT en españa, Atresmedia y Mediaset. Los dos con quince canales entre ellos dominando los canales privados en nuestras televisiones. Muchos lo consideran un duopolio instigado en la época de Zapatero para contentarlos, donde el PSOE motivaría la concesión de licencias a sus amigos de PRISA (Cuatro y Canal+) y la Sexta y eso crearía fricciones con las antiguas Antena 3 y Telecinco.
Por ello en la Sexta un canal más joven, contestatario y progresista de lo que puedan ser TVE o Antena 3, se estrenan series como “Policias en acción”, “Encarcelados”, “El Jefe Infiltrado” o “Millonario anónimo”. En el primer caso una defensa del trabajo de los cuerpos de seguridad del estado, el segundo una estupenda política de la cultura del miedo para que los ciudadanos españoles no vayan a buscarse la vida a otros países. El jefe infiltrado una defensa del empresariado del país y en millonario anónimo del sistema capitalista y la bondad de las clases adineradas. De estos dos últimos
ya hablé en el foro porque la idea está copiada de formatos estadounidenses.
En los canales más generalistas ya tenemos series en defensa de la monarquía y la transición para un público más conformista. Miniseries como “Sofía” en Antena 3, “23F” en Tve1 o “Felipe y Letizia” en Tele 5. Es más, en la televisión de las marujas y los marujos estrenan el biopic sobre Juan Carlos I “El Rey” con frases antológicas como “Yo no quiero ser Rey, quiero ser feliz”. Mientras en revistas del corazón como Pronto tenemos el reportaje por fascículos “Felipe: Así se hizo un rey”. Monarquía señores, “símbolo de unidad y permanencia” en este país.
Todos los estractos sociales tienen su dosis. Incluso los medios puramente informativos como los periódicos
tienen su cuota que cumplir. Es una ofensiva en toda regla y más furibunda que nunca. Algo está pasando y algo se están oliendo para semejante ostentación de medios. Siempre lo han hecho pero hoy están más nerviosos que nunca.