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pechelin escribió:Yo me siento igual que tú, con la diferencia de que ahora me he dado cuenta que NO tenía amigos y los he acabado de perder ahora que se han "ennoviado".
Pero la diferencia está en que a ti te darán buenos consejos, si llego yo a abrir este hilo me dicen de todo menos guapo.
Macho, lo único que puedo decirte que la mayoría de tíos tenemos novias porque nos ha tocado la lotería, ¿en qué me baso?, en LO QUE ESTÁS CONTANDO AHORA MISMO, sufres una dependencia emocional y llegamos TODOS (repito, TODOS) a un momento en que por "X" o "T" no estamos muy "animados para mentalizarnos" de que podemos ir a buscar amigos y pareja como aquel que vamos al carnicero y pedimos 1/4 de carne picada. Solo te digo que en esta vida hay que tener suerte, punto.
Pero aquí somos tan cool de que sufres eso y aún te darán la palmadita en la espalda mientras que a mí me mandarían a fer la mà.
Sergitron escribió:Bla, bla bla...
pbdemelo escribió:Bla, bla bla...
Damon Plus escribió:Sergitron escribió:Bla, bla bla...
Hola Sergi, cuanto tiempo sin leernos. Gracias por las palabras de ánimo, es algo que tengo asumido, y se que va a ser así, pero tengo ratos en los que no me parece que pueda ser verdad. Espero que te vaya bien todo, y en especial la tienda.pbdemelo escribió:Bla, bla bla...
Ante todo, gracias por los elogios. Y si, has acertado de lleno. Sé lo que tengo que hacer (bueno, excepto en el temita de como encaminar mi vida, pero quien sabe por que derroteros nos llevará el destino), y este hilo ha servido para "descargar" mi mente en cierto sentido.
Sigo agradeciendo las respuestas recibidas de parte de todos vosotros, suben bastante la moral. Sé que esto pasará, y que llegarán tiempos mejores. Pero la incerteza de saber cuando, y como llegarán (y a veces, de si realmente llegarán) es lo que me hace estar así. En cuanto me entran ganas de buscar a alguna persona para tener a mi lado, parece que activo un mecanismo de auto-defensa que me hace pensar "Tira p`atrás, tranquilo!".
También os diré que (y esto es un tema algo peliagudo), estoy un poco decepcionado con el comportamiento de las tías hoy en día. Se que es algo totalmente irracional, pero no puedo evitarlo. Me ha dejado muy tocado que mi ex, a la que creía conocer tan bien, cambiara de comportamiento de un día para otro, y se convirtiera en algo que yo (y ella) siempre hemos odiado en una tía, y que por culpa de eso, me hiciera una bastante gorda, sin remordimiento alguno. Y se ha visto acentuado cuando me he enterado, de que a un amigo cercano le han estado poniendo los cuernos durante 2 de los 4 años de relación que mantuvo con su novia. Pa' mear y no echar gota. Todo esto ha hecho que ahora mismo sea muy desconfiado con las mujeres, y que no tenga ganas algunas de buscar a alguien, porque pienso que no voy a encontrar una buena hoy en día.
Una vez, a un lejano pueblo de Oriente, llegó un extranjero. Los lugareños, que se hallaban entretenidos en sus charlas sobre la buena marcha de sus cosechas, vieron cómo se acercaba el extranjero:
— Buen día, viajero —dijo el anciano más sabio de los allí reunidos, alzando la voz para llamar su atención.
— Buen día, anciano… Estoy algo cansado del viaje y busco alojamiento.
— Bien, bien… ¿de dónde vienes?
— De un sitio fantástico… estoy algo apenado por haber dejado a mi familia y mis amigos. Es un sitio lleno de buenas personas —comentó con aire de tristeza el forastero.
— Bueno… pues has llegado al sitio indicado. Aquí reina la misma paz y alegría que en tus tierras. Sé bienvenido y disfruta de nuestro hogar.
A los pocos días, volvían a reunirse los lugareños tras su trabajo en el campo. Y apareció un nuevo forastero. Éste se acercó a ellos y les saludó:
— Buenos días. Soy nuevo en esta tierra.
— Buenos días ––saludó el mismo anciano— ¿De dónde vienes, viajero?
— Vengo de una tierra muy lejana. La he dejado para encontrar otra forma de vida. Allí de donde vengo sólo hay gente mala. Tuve problemas con mi familia y la gente que me rodea sólo piensa en hacer daño a otras personas ––comentó dolido el viajero.
- Bueno… creo que has venido al sitio equivocado —repuso el anciano—. Aquí la gente es exactamente igual.
El viajero, sorprendido, se alejó del lugar algo cabizbajo. Quizás pensando en seguir su marcha, buscando un mejor lugar. Los demás lugareños, contrariados, preguntaron al anciano:
— Pero anciano… ¿por qué le ha dicho eso? ¡Le ha alejado de nuestras tierras!
A lo que el sabio contestó:
— Los sentimientos de una persona no están en el mundo… sino dentro de su cabeza… Allá donde vaya encontrará siempre lo mismo.