Cada día, vivo rezando que cada puntito, cada grano de a saber qué que le sale a mi monitor, no sea un pixel muerto.
Veo un punto negro, y paso el dedo implorando que no sea un pixel muerto, y respiro aliviado cuando se quita al instante.
Todos los días, puntos negros, todos los días el corazón que se me está por salir.
Mañana salgo a comprar un CRT de 24 pulgadas, y voy a vivir más feliz.