Bueno, el poema anterior es de José Angel Valente
aquí más sobre él
http://amediavoz.com/valente.htmNylsa: Me ha gustado, esto sobretodo:
¿Recuerdas?
¿Te acuerdas de cuando
salimos con antifaces?
¿Me llevaste al aeropuerto?
¿Cenamos en el Patti Pattes?
El hecho de que las personas al "desconocerse" lleven antifaces que poco a poco, con la confianza se van quitando. Y que nos sitúes en un varios lugares, le da dinamismo al poema. En cuanto a las críticas no sé, a mi me encanta que me vapuleen y aunque nos pique algo de razón(por poca que sea) tienen. Lo que está claro es que cuanto más lees más expandes tu horizonte, no se trata de recortar y de pegar aunque al principio te sale sin querer(si mis primeros poemas no tenían la palabra vértigo no eran míos jaja) Al final encontrarás tu propio estilo y tendrás las herramientas necesarias para pulirlo.
aquí os dejo uno mío, y os animo a visitar y comentar si os sentís atrevidos mi blog(bajo la firma).
Gracias
VerdesHay una puerta entre abierta
entre mi búsqueda y su ausencia.
Tiempo revulsivo convulsionando
si su Luna mengua en mi presencia.
Ella es el brillo de unos ojos verdes
bajo la idílica luz de infinitas farolas,
grados tenues por lenguas trilingües
sin medias verdades, solo ahoras.
Ella es todo ímpetu arrollador
royendo y carcomiendo cuellos
cuando las utopías se desangran
y nace la crudeza de los besos.
Ella sabe retorcerse de ternura
cuando viajan manos por su pelo
sin billete, ni rumbo ni derecho
pasajeras perdidas en lo eterno.
Sabe empotrarnos contra sentimientos
donde hielos revientan contra el suelo
y sólo el silencio sustenta los sueños
de sureños que quisimos despertarnos.
Yo querría saber de la mujer amor
no de sus trampas de hueca alcahueta,
más de mil sentidos sentidos supura
para ser quien más fracasos augura,
no hay línea recta ni verdad incierta.
Yo querría olvidar la huidiza desesperanza,
el indomesticable desapego reacio a las caricias,
mi cariño incondicional palpando suaves asperezas
o aquel generoso Carpe Diem prestándonos en cama
sobre el suelo de las insolentes sábanas del mañana,
jauría de mordiscos desbocados matándose de rabia.
Yo querría cegarme en su brillante sonrisa
y arder en su cálido corazón impermeable,
escuchar las notas que encierra desconfiada
si decide no arrojarlas a través de la ventana.
Porque el juego del amor siempre es cosa de dos
y a mi lado tuvo el más inocente despertar,
era una niña acurrucada entre mis brazos
respirando leve vaho sobre mi torso,
labios trenzando aquel ocaso.
Sin huéspedes, ni desamparos emocionales
ni amargos bálsamos enturbiando la saliva.
Sin hipocresías ni promesas,
sólo una noche y dos personas.
toni.