Hace bastante que dejé de coleccionar manga (ahora sólo gasto en videojuegos
), pero en su día llegué a juntar una colección bastante grande, que aún conservo. Y apróximadamente un 80% de esta son tomos/artbooks originales japoneses, pese a que desconozco el idioma.
Los motivos, principalmente tres:
1-Series que no llegan. Hay autores fantásticos cuya obra es maltratada (malas ediciones o traducciones, cortar la serie a la mitad) o diréctamente ignorada por nuestras editoriales. Sin ir más lejos, mi autor de manga favorito es Tasuya Egawa y, si no hubiera tirado de importación, no habría podido disfrutar de series tan imprescindibles como The Last Man, Deadman, Tokyo University Story o Golden Boy.
2-Los tomos japo son baratos. La segunda mano en japón en materia de cómics es casi regalada. Por eso, si sabes donde comprar, puedes adquirir buenos lotes por cuatro duros.
3-Buenas ediciones. Será por su amplia experiencia en el género, pero las ediciones japonesas son una maravilla. La encuadernación, el papel esponjoso, los diseños de las sobrecubiertas... y más si en su día los comparabas con las primeras ediciones españolas de manga, cuando aquí nos traían las series es formato comic-book de 48 páginas que además de despegaban cuando lo leías un par de veces.
No hace falta ir de snoob o de chuleras para hacerse una colección japo sin tener ni papa del idioma. Es una cuestión de valorar más o menos los tres puntos que he comentado.