Por el tiempo y el descuido,
quizá me hayas olvidado.
Ni tan siquiera recordamos
la forma en que nos conocimos.
Quizá fuera una mirada en un bar,
un trabajo en la universidad
o un amigo con el que coincidimos.
Por el tiempo y la distancia,
quizá ya no recuerdes mi nombre
ni mi cara.
Quizá nos crucemos cada día
en los andenes de metro
y nos miremos sin reconocimiento alguno
el uno al otro.
Quizá ya no te suenen mis ojos
ni el olor de mi pelo
ni mis manías,
como a mí ya no me suenan
nuestras tardes de paseo
o tus pupilas.
Quizá ya nunca más
volvamos a hablarnos
ni a tomar café
ni a planear nuestras noches en blanco.
Pero sé que te sigo viendo,
yo te sigo encontrando
en algunas miradas
que me traen recuerdos
de aquellos días en que tú
me regalabas poesía
en las tardes de invierno.
Me ha salido tal cual: no lo he pensado demasiado, pero es lo que necesitaba escribir. Espero que, por lo menos, os guste.