“En el 2014 España crecerá con claridad y empezaremos a crear empleo”. Así de optimista se ha mostrado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que también preside el PP, en el primer compromiso que ha asumido durante su intervención ante la Junta Directiva Nacional del PP -a puerta cerrada, pero retransmitida en directo por televisión-. Segundos antes, el presidente había admitido que el año en curso "será duro". Pero luego, ha recalcado sobre el siguiente: "Los españoles notarán resultados tangibles de los esfuerzos que han hecho".
El presidente ha arrancado su discurso con una valoración sobre la situación económica, en la que ha destacado que el crecimiento de España y la creación de empleo es su principal obsesión: "Es el objetivo, el más importante, no conviene olvidarlo ni distraerse". A lo que ha apostillado, y dadas las cifras del paro: "Ni yo ni nadie en su sano juicio puede estar satisfecho con la reforma laboral".
Pero, sobre todo, el presidente ha sacado pecho de la gestión de su Gobierno. "Rebajamos el déficit público, nuestra deuda externa, y evitamos un rescate", ha ido enumerando los logros de su equipo, para concluir: "Hay datos positivos para la economía que nos permitirán dar la vuelta" a la situación.
Rajoy ha insistido otra vez en que las "reformas continuarán" y ha asegurado que se trata de cambios "estructurales". Entre ellas, ha anunciado la reforma de las pensiones, la reforma energética o nuevas medidas para controlar el déficit público.
El presidente ha asegurado también que la estabilidad presupuestaria "ha funcionado" y que, por eso, a medida que vaya reduciéndose el déficit público mejorará la situación de las Administraciones. "El Estado funciona y es el garante de los servicios públicos", ha destacado.
En condiciones normales, lo que hoy ha convocado Mariano Rajoy, la Junta Directiva Nacional del PP, sería una reunión interna más con un discurso del líder que la prensa sigue de nuevo en una pantalla de plasma. Pero el silencio del presidente, prácticamente encerrado en La Moncloa desde que estalló de nuevo el escándalo del caso Bárcenas, en enero, provocó una gran expectación en cada convocatoria. El presidente lleva nueve meses sin reunir a su Junta Directiva, dos sin citar al Comité Ejecutivo —desde aquel día en que les dijo "todo es falso", en referencia a los papeles de Bárcenas— y la dirección lleva cinco semanas sin comparecer ante la prensa. En ese contexto, Rajoy tratará hoy, según algunos dirigentes consultados, de insuflar ánimos al PP e incluso de calmar las aguas internas.
La cuestión que más divide y preocupa internamente es el caso Bárcenas. Aunque no está previsto que el presidente entre a fondo en este asunto, que su entorno considera "políticamente encapsulado" y en manos de la justicia. Muy probablemente Rajoy evitará de nuevo citarle y se limitará a reivindicar las reformas contra la corrupción que ha planteado.
Hay otros asuntos que inquietan al PP y en los que sí parece que Rajoy prepara un mensaje político. Uno de ellos es el de la presión popular, no solo por la campaña de los escraches de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Rajoy tratará de subir la moral del partido con la idea de que van a empezar a verse poco a poco síntomas de recuperación económica, y pedirá a los suyos que le ayuden a defender por toda España las reformas que está haciendo. Que le apoyen.
En otra cuestión de fondo que tiene inquieto al PP, esto es la reforma de la financiación autonómica y la reunión secreta con Artur Mas, el presidente trasladará a los suyos —aunque algunos de los principales barones afectados no acudirán— que no habrá privilegios. En cualquier caso este es un asunto tan delicado que se negociará en los próximos meses en múltiples conversaciones discretas entre Rajoy, Cristóbal Montoro, los principales barones del PP y también líderes de CiU y PSOE.