/Derecho ficción:
República, con una reforma de la actual Constitución de 1978. Se puede hacer si hay una mayoría suficiente de diputados que esté de acuerdo, y si el referéndum sale favorable.
¿Por qué? Porque no me parece compatible con el principio de igualdad ante la ley que exista un Jefe de Estado, que es al mismo tiempo, Rey. Ello con todo el respeto a los actuales y anteriores reyes, por muy simpáticos o carismáticos que puedan ser. No hemos podido elegir a ninguno de ellos. Siempre han venido impuestos.
Fijaos bien en una cosa: si escucháis los discursos del Rey, ante las Fuerzas Armadas, en ellos no se habla solamente de
lealtad a España, y al Jefe del Estado, sino de
lealtad a la Corona, que es algo muy distinto.
En otras palabras: una cosa es que ames a tu país, y jurídicamente todos estemos obligados a respetar las leyes y al Jefe del Estado como tal. Y otra muy diferente, que nos exijan ser monárquicos.
Ningún español tiene por qué ser monárquico, aunque esté obligado a respetar la institución de la Corona porque está en la Constitución.
Nadie tiene por qué "creer" en la Corona, de la misma manera que nadie tiene por qué asumir una religión por imperativo legal. Tanto el anterior como el actual rey son muy hábiles mezclando en sus discursos España y Corona, como si fuesen lo mismo. No es lo mismo querer a tu país, y sentirte español, que ser monárquico. Puedes querer a tu país siendo republicano. Incluso siendo comunista, o siendo anarquista, se puede querer a tu país. Corona no es igual a España, de la misma manera que Catolicismo no es igual a España.
La monarquía española se tiene que identificar con la religión Católica porque así ha sido siempre históricamente, pero ello no significa que todos los españoles estén obligados a profesar la fe católica.
Por tanto, España puede seguir siendo España, sin tener como Jefe del Estado, a un rey, y sin asumir la forma de Monarquía parlamentaria.
En el acto protocolario de "besamanos", los asistentes hacen una pequeña reverencia ante el Rey y la Reina, pero aunque el protocolo marque ese gesto -como explican los expertos en la materia- ningún español está obligado, ¡faltaría más!, a inclinarse
ante nadie. Si alguna vez vais a una recepción donde esté el Rey, y le hacéis una reverencia, se la haréis porque a vosotros os interese hacerla, por un motivo personal, pero no porque jurídicamente os la puedan exigir. Nadie podría reclamaros una reverencia, ni desde luego, podría ser considerada una infracción de la legalidad no hacerla. Eso sí, os pueden decir luego en privado, que sois unos maleducados, o que no habéis entendido el protocolo de la Casa Real. Pero más allá de las formas arcaicas, inclinarse ante un monarca, no significa querer a España. Sólo significa que se muestra sumisión, como lo hace un súbdito, una persona que se humilla ante su Señor.
Pero
los españoles, en el siglo XXI, no tenemos que inclinarnos ni bajar la cabeza ante nadie.
Abogo por reformar la Constitución, cambiando la forma jurídica del Estado, que pasará de ser monarquía parlamentaria a República, derogando el Título II ("La Corona") y sustituyéndolo por un Título II "De la Presidencia de la República" constituyendo así un sistema presidencialista.
El Presidente de la República debe poder ser cualquier español mayor de edad, sin exigencia alguna de estudios o títulos, las mismas circunstancias que se piden para ser diputado.
Además, se podría aprovechar la reforma para incluir en la Constitución reformada una disposición que establezca que todos los títulos nobiliarios quedarán sin efecto, y se suprimen todas las instituciones nobiliarias que aún existan (vinculadas a la Corona). A partir de ese momento, no se concederán más títulos nobiliarios, y quienes tengan uno, no podrán exigir trato preferente de ningún tipo, ni siquiera protocolario. Las normas de protocolo serán reformuladas para no reconocer ninguna preferencia a personas con títulos nobiliarios, y tampoco a la familia real. Las únicas autoridades que merecerán trato protocolorio serán las democráticamente elegidas por el pueblo.
Al actual rey y reina, se les puede ofrecer la posibilidad de pasar a ser embajadores eméritos de España, mediante un Real Decreto especial, pero sin facultades de comprometer a España en tratados o convenios internacionales.
/Fin Derecho ficción
Salu2