Me gusta mucho este relato quizá por tu forma de escribir o por lo que intentas transmitir....puede resultar tan cercano que incluso podría subirme y analizar mi propia montaña rusa, la montaña que en definitiva vive en cada uno de nosotros y de nuestra vida o ¿somos nosotros los que vivimos en ella? Lo único que sé es que yo tengo la mía propia. Una montaña que me hace disfrutar, marear y caer, que me da risas y alegrías pero también llantos y desilusiones. Y lo que está claro es que tú describes genial esos sentimientos que pueden ir naciendo, ese cosquilleo (quizá olvidado pero quizá también ansiado) que puede sentirse en el estómago y que tanto queremos retener para así poder sentirnos más vivos, más especiales.
Me emocionó cuando lo leí y ha vuelto a emocionarme ahora. Siempre te he dicho que no hace falta escribir mil páginas porque a veces en unas líneas se llega igual o incluso más al lector. Ocurre lo mismo en las distancias cortas porque en ocasiones no es necesario decir tantas cosas y sí tener la facultad de poder demostrarlas, sentirlas y recordarlas.