El urbanita que mira
a través de la ventana
ve a la ciudad dormida
habla la noche callada.
Y mientras tanto,
el vigía,
de pasiones desatadas
las contiene todas juntas
las mantienen amarradas…
Las farolas iluminan
esas calles solitarias
las invaden las parejas,
canes, noctámbulos y damas
y algún otro trabajador
que tiene doble jornada
Una silueta negra
acechando en una esquina,
esperando a su quimera
sílfide que el azar elija.
Brisa gélida que sopla
por la periferia hundida
travestidos y asexuales,
se pasean sin medida.
Aguardan que’l coche pare
para ganar la propina.
En el viejo cauce del río
toxicómanos pasean
con las piernas temblorosas
por inyectarse “su mierda”.
Así es la ciudad,
de noche
donde el silencio reina,
por donde pasan los coches,
y las personas hibernan,
se posa la oscuridad ,
y otra vez gira la rueda...